He acabado por apagar la radio. Porque cambio varias emisoras, todas tratan de lo mismo:”las doce uvas de esta noche vieja “. Lo presentan como algo imprescindible, absoluto, necesario y¡ pobre de la persona que por cualquier motivo no pueda hacerlo.!
Nunca las he tomado. Me resisto a dejarme manejar y manipular por algo que es fruto de una costumbre propagada como medio para vender las uvas y que luego se ha rodeado de un hálito de trajes, luces y gastos. Sabemos que arrancó como forma de vender unas uvas que no tenían salida de otra manera. Y un agricultor espabilado fue creando este consumo
Igual es que necesitamos de ritos, imágenes, liturgias, expresiones comunitarias. Y así cada persona estamos casi obligados a hacerlo como rito obligatorio de un cambio de año. Me cuesta y me resisto
Y pienso que necesito el pensar por mi cuenta en todos los campos: político, económico, social, religioso, Y mucho más el actuar.… Hay ideas, proyectos, costumbres que se lanzan como las únicas verdaderas y posibles. Y ¿no hay posibilidad de verlas de distinta manera?
Cada día veo más necesario el ser persona que piense con criterios propios, que intente tener razones profundas, que sea capaz de no hacer lo que hacen todas las personas y de pensar distinto. Aunque me quede bastante solo en muchas ocasiones.
¿Porque alguien me quiere explicar qué significa comer doce uvas mientras algún famoso-a de turno nos comenta las doce campanadas?
Amigos que por la razón que sea no comisteis las uvas: pensad un poco y disfrutad. Habéis seguido viviendo y disfrutando de la amistad de vuestra situación en ese momento. Incluso algunos hasta habéis tenido la suerte de vivirlo durmiendo apaciblemente y soñando un mundo más bonito para este año nuevo en nuestra cultura. Que no en todo el mundo.
Y a los que habéis querido comerlas esa noche, os deseo que os hayan ayudado a ser felices los 365 días que tenemos por delante. Haciendo felices a todas las personas.
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