jueves, 13 de febrero de 2014

Cuidado con la sal

Qué problemas tenemos ya a cierta edad con la sal. Enseguida nos aconsejan comer sin sal. Porque perjudica nuestra tensión.
Pero todos reconocemos que los alimentos sin sal saben insípidos y con ella saben mejor.
La sal sirve para dar sabor, para sazonar las carnes (el jamón), para avivar el fuego de asar chuletas, y también para escocer los ojos o las heridas.

Pues Jesús de Nazaret nos dice que seamos SAL. ¿Qué quiere decir esto?:
- Que demos sabor a la vida, que creemos ilusión, alegría, esperanza. Que ayudemos a saborear la vida, a vivirla con intensidad.
- Que sazonemos los pensamientos, los sentimientos, que pongamos equilibrio, sentido común, armonía en nuestros ambientes.
- Que avivemos el fuego de las causas nobles, apoyando, colaborando, haciéndonos voluntarios y partícipes, colaboradores de esas organizaciones y de esas metas positivas.
- Que también seamos como la sal, que escuece, molestos para las injusticias, la corrupción, la mentira, la explotación, la violencia. Decir las verdades y sobre todo, vivirlas puede resultar muy molesto y escocer a quienes no nos portemos bien. Pero es un gran favor que hacemos y que pude ayudar a crear otra sociedad distinta.
Pero ojo, hay que saber usar la sal, sin excesos. Y sobre todo, darnos cuenta de que la sal, cuando sirve, se va deshaciendo hasta, aparentemente, desaparecer. La saboreamos, pero no la vemos.
Así es lo grande de nuestra vida: irla entregando sin que se note.

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