
Su vida la ha pasado trabajando en casa, el campo, cuidando los animales. Con una experiencia muy fuerte de trabajo.
Pasea todos los días. Y echa la partida con las mujeres. Y este invierno ha participado en el curso de gimnasia.
De salud, bien, dentro de las debilidades de la edad. Ella y el marido se cuidan y procuran llevar una vida tranquila.
Valora muy bien la amistad entre todos, la tranquilidad del pueblo, el paisaje. Y sobre todo, la familia.
Recuerda mucho a su hermana Noemí, que perdió la visión. Ella la acompañó a los médicos e hicieron todo lo posible porque se curara. Fue la primera que se dio cuenta de que no veía cuando le daba alguna cosa. La querían mucho y la siguen recordando con mucho cariño.
Siente que vamos quedando pocas personas en el pueblo y sueña con que vengan más.
Ha estado muchos años como Caritas Parroquial participando y colaborando. Ahora ya no bajan al mercadillo solidario de Santo Domingo, pero colaboran con una colecta.
Es el último año que siembran algo en la huerta. Y sube garbosa de la huerta de regar las plantas. Como en los mejores tiempos.
Su casa está adornada con muchas flores. Tiestos abundantes que cuida con un esmero exquisito.
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