Desde Caritas os hacemos una propuesta: el día 8 de noviembre- domingo- subir a las 12 de la mañana a ver la Cocina Económica y todos los proyectos que llevan. Comeríamos en un colegio, cerca, la comida que cada uno llevemos poniéndola en común. Y hacia las 4 de la tarde vemos despacio la iglesia y el claustro de Palacio.
Mientras una cosa y otra podemos dar una vueltecita por Logroño. Y esto es para todas las edades. Subiríamos en nuestros coches. Que nadie se quede sin subir porque le buscamos coche.
Únicamente interesa saberlo pronto. Me podéis avisar antes del día 28. Si llegamos a 30 personas, iríamos solos. Si no llegamos, lo haríamos juntos con Arrubal..
Arriba, tenéis mis teléfonos y correo. Podéis avisar. Gracias.
Se trata de conocer esa entidad- la Cocina Económica-con la que de vez en cuando colaboramos y pasar un rato juntos. Las personas que lo deseen, tendríamos Eucaristía en la parroquia de Palacio..
Pienso que es interesante para todas las edades: niños y padres de catequesis, jóvenes, mayores…
Siempre es algo interesante el conocer y acercarnos a este mundo y el pasar un día juntos. Además, que no son muchas horas.
Les llevaremos 1.000 euros del dinero del rastrillo e invitamos a que las personas que quieran, lleven como obsequio ese día una sobada. Así ayudamos a hacer la vida un poco más agradable a quienes lo necesitan
Y si nos queda buen gusto, haremos más. Porque hay muchas cosas interesantes en Logroño que conocer y que nos pueden ayudar
jueves, 15 de octubre de 2009
UNA CERILLA
Hay un refrán que dice” es mejor encender una cerilla que maldecir la obscuridad”
Si nos ponemos a decir una lista de males, sería muy larga: innumerables. Tales como hambre, miseria, guerras, sida, crisis, todo tipo de enfermedad. Y si bajamos a nuestro nivel, necesidades no cubiertas, droga, alcohol, dolores, lluvias torrenciales y sequía, violencia, fracasos, hipotecas, conflictos familiares, depresiones…. Y quizás, algo más profundo: falta de sentido en la vida. Pondríamos una lista muy larga.
La pregunta es interesante: ¿qué puedo hacer yo ante estas realidades? Lo primero que se nos ocurre es contestar que “nada”.
Pues yo creo que en todos los casos, en unos más y en otros menos, sí que podemos hacer algo para superar esa realidad y esa dificultad. A veces es una firma, solidarizarnos con una causa justa, acompañar y apoyar a quienes lo pasan mal, prevenir muchas catástrofes con un cambio de costumbres ante el clima y la naturaleza, otro tipo de consumo más responsable, cooperación, arrimar el hombro y nuestras fuerzas
Lo más fácil es lamentarnos, quejarnos, echar la culpa a otros o creernos impotentes ante la realidad. Pero siempre es mejor encender una cerilla en una habitación obscura que quedarnos en decir que no ve nada y sentarnos. Por poco que se vea con la cerilla encendida, nos va a permitir realizar cantidad de acciones que nos ayuden y ayuden a la humanidad. Es innumerable la cantidad de ayuda sencilla que podemos dar, desde evitar realidad mala a construir, a veces solos y a veces con otros
Nos gustaría que os animéis a contar en esta hoja cosas muy sencillas, pero positivas. Repetimos el correo: gerardovillarperez@gmail.com
Si nos ponemos a decir una lista de males, sería muy larga: innumerables. Tales como hambre, miseria, guerras, sida, crisis, todo tipo de enfermedad. Y si bajamos a nuestro nivel, necesidades no cubiertas, droga, alcohol, dolores, lluvias torrenciales y sequía, violencia, fracasos, hipotecas, conflictos familiares, depresiones…. Y quizás, algo más profundo: falta de sentido en la vida. Pondríamos una lista muy larga.
La pregunta es interesante: ¿qué puedo hacer yo ante estas realidades? Lo primero que se nos ocurre es contestar que “nada”.
Pues yo creo que en todos los casos, en unos más y en otros menos, sí que podemos hacer algo para superar esa realidad y esa dificultad. A veces es una firma, solidarizarnos con una causa justa, acompañar y apoyar a quienes lo pasan mal, prevenir muchas catástrofes con un cambio de costumbres ante el clima y la naturaleza, otro tipo de consumo más responsable, cooperación, arrimar el hombro y nuestras fuerzas
Lo más fácil es lamentarnos, quejarnos, echar la culpa a otros o creernos impotentes ante la realidad. Pero siempre es mejor encender una cerilla en una habitación obscura que quedarnos en decir que no ve nada y sentarnos. Por poco que se vea con la cerilla encendida, nos va a permitir realizar cantidad de acciones que nos ayuden y ayuden a la humanidad. Es innumerable la cantidad de ayuda sencilla que podemos dar, desde evitar realidad mala a construir, a veces solos y a veces con otros
Nos gustaría que os animéis a contar en esta hoja cosas muy sencillas, pero positivas. Repetimos el correo: gerardovillarperez@gmail.com
¿Piedras o personas?
Las piedras existen unas más o menos cerca de otras y normalmente no tienen ninguna relación a no ser el estar unidas por el cemento en una pared.
En las personas es distinto. Se dará más o menos. Pero convivimos: tenemos unas relaciones unas con otras: hablamos, nos ayudamos, trabajamos juntos, nos divertimos juntos, nos necesitamos unos de otros, nos queremos. E incluso se puede dar el caso de que nos rechacemos.
Lo cierto es que este estar relacionados nos da en la vida una serie de posibilidades y de conflictos. Las piedras no sienten. Las personas disfrutamos de ideas y sentimientos.
Ha habido alguna persona que se ha pasado la vida en una cueva o en una columna ella sola. Pero aún así necesita alguna ayuda.
Si pensamos en nuestras vidas estamos todo el día conviviendo -viviendo con otras personas-: dando ayuda, recibiendo. Es más la gracia de un pueblo y de una sociedad está en tener una relación agradable con las personas, empezando por las más cercanas.
Si queréis, coged un lápiz e ir anotando las personas que nos sirven cada día: cuántas ayudas recibimos en casa, pensemos en la cantidad de personas que han colaborado para elaborar los alimentos que comemos, la ropa que usamos, las noticias que recibimos, las personas con quienes hablamos ….. Y podíamos seguir.
Y al revés. Si hacemos una lista de las personas a quienas ayudamos a lo largo del día, a las que hablamos, hacemos un favor, visitamos, aquellas a quienes beneficiamos con nuestro trabajo…
Vaya. Que no somos personas que vivamos solas en lo alto de una columna, sino que convivimos Y cuanto mejor sea esa convivencia, más a gusto nos sentimos en la vida.
En las personas es distinto. Se dará más o menos. Pero convivimos: tenemos unas relaciones unas con otras: hablamos, nos ayudamos, trabajamos juntos, nos divertimos juntos, nos necesitamos unos de otros, nos queremos. E incluso se puede dar el caso de que nos rechacemos.
Lo cierto es que este estar relacionados nos da en la vida una serie de posibilidades y de conflictos. Las piedras no sienten. Las personas disfrutamos de ideas y sentimientos.
Ha habido alguna persona que se ha pasado la vida en una cueva o en una columna ella sola. Pero aún así necesita alguna ayuda.
Si pensamos en nuestras vidas estamos todo el día conviviendo -viviendo con otras personas-: dando ayuda, recibiendo. Es más la gracia de un pueblo y de una sociedad está en tener una relación agradable con las personas, empezando por las más cercanas.
Si queréis, coged un lápiz e ir anotando las personas que nos sirven cada día: cuántas ayudas recibimos en casa, pensemos en la cantidad de personas que han colaborado para elaborar los alimentos que comemos, la ropa que usamos, las noticias que recibimos, las personas con quienes hablamos ….. Y podíamos seguir.
Y al revés. Si hacemos una lista de las personas a quienas ayudamos a lo largo del día, a las que hablamos, hacemos un favor, visitamos, aquellas a quienes beneficiamos con nuestro trabajo…
Vaya. Que no somos personas que vivamos solas en lo alto de una columna, sino que convivimos Y cuanto mejor sea esa convivencia, más a gusto nos sentimos en la vida.
¿A qué edad morir?
Imaginaos que nos dejan elegir la edad a la que morir. ¿A qué edad te gustaría a ti?
Pues yo preferiría la calidad sobre la cantidad. Puede haber personas que mueran muy jóvenes y sin embargo han vivido más que otras con muchos años.
Ya recordamos el cuento de Jorge Bucay: El buscador encuentra unas lápidas con inscripciones de difuntos con muy pocos años. Se sorprende de esa mortandad aparentemente infantil. La respuesta que le da el cuidador del cementerio es “que aquí solo anotamos los años, los días, los minutos y segundos en que esa persona ha sido feliz a lo largo de su vida”
Veo una gran lección. Quizás pasamos días y meses y seguimos todo ansiosos por vivir más, pero eso no equivale a una vida con mayor sentido, con mayor serenidad, con mayor amistad, con mayor felicidad.
Conozco personas que a partir de su enfermedad han vivido mucho más intensamente esos pocos años de enfermedad que todos los restantes anteriores.
Propongo un ejercicio muy sencillo pero muy interesante: cojamos un boli y cada noche vayamos anotando en un cuaderno los momentos y su duración en que hemos sido felices.
No me refiero a las veces que nos han salido las cosas bien, sino el tiempo en que hemos estado de acuerdo con nosotros mismos, con nuestras metas, con nuestro proyecto de vida. Los momentos en que hemos amado y nos hemos sentido amados En definitiva los momentos en que hemos sido felices.. Y lo vamos sumando…
¿Cuántos años tendrán que ponernos en nuestra esquela?
Pues yo preferiría la calidad sobre la cantidad. Puede haber personas que mueran muy jóvenes y sin embargo han vivido más que otras con muchos años.
Ya recordamos el cuento de Jorge Bucay: El buscador encuentra unas lápidas con inscripciones de difuntos con muy pocos años. Se sorprende de esa mortandad aparentemente infantil. La respuesta que le da el cuidador del cementerio es “que aquí solo anotamos los años, los días, los minutos y segundos en que esa persona ha sido feliz a lo largo de su vida”
Veo una gran lección. Quizás pasamos días y meses y seguimos todo ansiosos por vivir más, pero eso no equivale a una vida con mayor sentido, con mayor serenidad, con mayor amistad, con mayor felicidad.
Conozco personas que a partir de su enfermedad han vivido mucho más intensamente esos pocos años de enfermedad que todos los restantes anteriores.
Propongo un ejercicio muy sencillo pero muy interesante: cojamos un boli y cada noche vayamos anotando en un cuaderno los momentos y su duración en que hemos sido felices.
No me refiero a las veces que nos han salido las cosas bien, sino el tiempo en que hemos estado de acuerdo con nosotros mismos, con nuestras metas, con nuestro proyecto de vida. Los momentos en que hemos amado y nos hemos sentido amados En definitiva los momentos en que hemos sido felices.. Y lo vamos sumando…
¿Cuántos años tendrán que ponernos en nuestra esquela?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)