domingo, 11 de octubre de 2015

Embotar pimientos

Me ha sorprendido. Subo a Pazuengos a celebrar la misa del domingo. Y un grupo de mujeres me dicen: "hoy no podemos participar en la Eucaristía porque se ha puesto enfermo N y tenían comprados los pimientos para embotarlos este fin de semana" "Vamos a hacerlo entre todas".
Es un gesto estupendo. Eso es crear, hacer y vivir la comunidad. Hemos participado otras personas en la Eucaristía y hemos celebrado que eso es Amor.
Lo mismo he visto en Santurdejo esta semana pasada. Ante la muerte de una persona y la enfermedad de su mujer, un grupo de personas han ayudado a los hijos a coger patatas, alubias...
Seguramente que también en otros pueblos ha habido y hay gestos de estos. Pero quiero remarcarlo. Es un hecho estupendo y lleno de valores cristianos.
Me decía una vez una persona en un pueblo" siempre que hay fuego en el pueblo, allí estamos todos a echar una mano".
Tampoco es cuestión de prender fuego cada día a una casa. Pero sí que es estupendo descubrir las raíces de amor y ayuda que hay en nosotros. Y necesidades, hay muchas...

¿Información?

Limita el tiempo dedicado a leer y escuchar “las noticias”. No se trata de no estar informado, pero las informaciones parece que las hicieran para deprimir o, por lo menos, para asustar. Y es que el miedo vende.
Los periodistas saben que cuanto más increíble, angustiosa y desoladora sea una historia, más atención va a acaparar, incluso aunque no tenga nada que ver con el lector; por lo tanto, tienden de forma natural a seleccionar historias terribles.
Y cuantas más lea esa prensa, mayor será la sensación de que todo lo que le rodea va mal. Sería cuestión de analizar y revisar los programas que vemos en la tele o escuchamos en la radio: ¿Qué tipo de noticias y de contenido nos aportan?
Además, la mayoría de las informaciones apenas tienen utilidad práctica. Tratan de problemas sobre los que no nos implicamos y eso incrementa la sensación de impotencia.
Leer un libro contribuye más a la reflexión que un flujo constante de noticias de última hora. Solemos decir:”qué mal están las cosas” Y nos quedamos ahí.
Es mejor, informarnos de la realidad: ver hechos, causas y alternativas. Y sobre todo ¿qué puedo hacer yo? Solo y con otras personas e instituciones.
Qué bueno sería ir haciendo entre todos una lista de lecturas que hemos hecho y que nos parecen interesantes. Podemos aprovechar y que salga una persona voluntaria para ir recogiendo esa lista

Los problemas son de todos

El sentido de lo colectivo es más difícil sentirlo y vivirlo en los problemas. Pero es preciso estar a todas.
Los problemas de nuestros pueblos son amplios y quizá demasiado conocidos, demasiado hablados, un poco “oxidados”. Pero están ahí:
 personas mayores, solas, cada vez más necesitadas de asistencia y apoyo.
 todos los temas a conseguir en desarrollo, puestos de trabajo,
 todos los problemas de unión entre los vecinos, lo relacionado con la convivencia, etc.
 y de cara al futuro, los insolubles problemas de la despoblación, del ir hacia pueblos de fines de semana.
 Incluso los problemas de nuestras parroquias: los problemas materiales, los problemas de actualizar la formación, de activar la participación, de mejorar la celebración.
Quizás un grave problema es ver la parroquia como cosa del cura y no de una comunidad, en la que todos y todas tenemos palabra, decidimos, vivimos, actuamos.
Más que problemas, quizá sean tarea de todos. No vale decir que son problemas viejos y sin solución. Adquiriendo una conciencia de tarea común podrían tener más futuro. La fe no resuelve los problemas pero alienta a darles cara.

LES CUESTA MADURAR

Desde que en la primavera apuntaron los primeros brotes de los árboles, han pasado 8 o nueve meses para poder recoger el fruto.
En la vida las cosas son así. No se hace nada de repente. Todo requiere un proceso. Puede haber cosas de repente pero son chispazos momentáneos. Y desparecen.
Hablamos hoy de la vida, de la formación, de la familia, de la persona…
Es necesario un empezar, abonar, crecer, sufrir contratiempos, tormentas, lluvias, sol… hasta que va granando o madurando y ya se puede comer.
El casarse no es cuestión de un momento, de un día, sino un proceso caminando en la entrega y en la unión. La convivencia en el pueblo requiere recorrer un camino.
Lo importante es que haya metas, que no nos contentemos con ir tirando. Sin metas no avanzamos.
Todo lo que ocurre en nuestras vidas, pueden ser elementos para  ser más personas. Es cuestión de saberlo vivir. Lo importante  es tener metas:¿Qué queremos conseguir?  Porque entonces pondremos los medios oportunos, las acciones. Lo malo es ir pasando la vida sin saber qué quiero y adónde voy   ¿Qué busco en mi vida?