lunes, 25 de febrero de 2013

Escribo con el corazón encogido.




 Varias familias me han manifestado su situación económica. El paro se acaba. No pueden acceder a la ayuda y hay que pagar e l piso.- La solución sería encontrar un trabajo .Pero eso no se da.
Veo que cada uno hace intentos para salir de la situación. Pero siento que en algunos casos es imposible,
   Ya no se trata de comer, que eso puede ser más fácil, pero sobre todo  de pagar el piso y los gastos.
 Mucha s familias tienen estos os similares problemas y harto hacen ayudando a sus familiares.
  Pero yo creo que cuando hay un problema tan duro, es cuestión de trabajarlo en grupo.    Y por eso, invito a las personas que parecen ese problema, a las que quieran echar una mano, a quienes tengan ideas,   Podemos reunirnos el  miércoles a las 9 en la casa parroquial. Todas ideas, sugerencias, propuestas, necesidades serán escuchadas y a ver si entre todos encontramos pequeños caminos de arreglo
Hay mucha diversidad de casos:   quien no tiene trabajo pero cobra el paro. Quien cobra la ayuda de los 470 euros.  Quien ha recibido alguna cantidad al salir del trabajo. Quien no tiene nada ni trabajo ni dinero.   Quien está a punto de que le  echen a la calle
Creo que podemos conocer  primero bien la realidad, cuantificarla y ver las posibles salidas.
Lo bonito es si todo el pueblo, en unas circunstancias o en otras  , aportamos el hombro y buscamos juntos salidas honrosas.    Buscando también contraprestaciones. Una salida  puede ser ofrecer pequeños trabajos pagados y con eso ayudar a salir de la situación.

Pero ¿qué me dices del pueblo, pueblo...?



 El pueblo, pueblo estaba bien jofastidiado, pagando los impuestos al césar romano y al templo, aguantando las chulerías de los fariseos y las leyes que se inventaba el gobierno, sin referéndum ni nada. Encima no había seguridad social ni nada de eso. La mujer que se quedaba viuda o el niño huérfano o el inválido, estaban apañados. Unos hombres trabajaban en el campo, otros eran artesanos, había pastores que andaban solitarios por los campos y estaban bastante mal vistos.
- Y ¿pobres?


            Pobres todos los que quieras y un poco más: mendigos, sobre todo en Jerusalén porque había mucho turista (o peregrino, que suele ser parecido); esclavos que se compraban y vendían; los trabajadores por cuenta ajena cuando encontraban curre...; leprosos que eran expulsados con asco de las ciudades, los inválidos, como te dije, sin tarjeta del seguro...
- Pues vaya ambiente. ¿ Y no se rebelaban?
            Unos, los esenios, se marchaban aburridos al desierto, a una especie de monasterio. Pero también actuaban unos guerrilleros, los zelotas, que intentaban eliminar romanos. Lo tenían crudo, porque el imperio era poderoso. Muchos zelotas acababan crucificados. Algunos estuvieron metidos en el grupo de Jesús.
- ¿Y Jesús se mezclaba con esa gentuza?
            Con esa gentuza se mezclaba precisamente, con los más marginados. Por eso a los fariseos se les llevaban los demonios de rabia. Porque Jesús prefería a los que ellos llamaban «pecadores».
- También iba a comer a casa de los ricos.
            Sí, a veces, pero acababa a los postres cantándoles la gallina o a la mitad del banquete se les metía una cualquiera a lavar los pies a Jesús y estropearles la fiesta.
- ¿Lavarle los pies?... Algunos creen que Jesús era como un espíritu que aparecía como si tuviera cuerpo, pero no lo tenía.
            Lo tenía de verdad, completo. Lloraba, reía, se enfadaba, gastaba bromas, tenía miedo, se dormía... Léete el Evangelio, verás.
- ¿No se casó?
            No tuvo tiempo. ¡Con la vida que llevaba!, de un lado a otro sin parar, durmiendo en cualquier parte o yéndose al monte a rezar a cualquier hora... Y lo pronto que lo mataron. Pero respetaba mucho a las mujeres que en aquel tiempo estaban bastante arrinconadas. Ni siquiera había feministas en su época.
- Total, que Jesús era un hombre como los demás.
            Como los demás, pero distinto.
- Explícate.
            Sí.

¿Cuántas informaciones recibimos a lo largo del día?



Muchos miles y en cantidad d e ocasiones no caemos en la cuenta, no  somos conscientes de ello.   Como quien oye llover… Es muy corriente ver por la calle a personas escuchando y hablando por el móvil o con unos cascos en los oídos. 
  Pero me da la sensación de que la mayor parte de todas esas noticias, músicas, no entran en nosotros, ni mucho menos nos mueven a actuar.
   Ahí es donde me interesa.      Lo oído solamente penetra en nuestro interior cuando prestamos atención, cuando somos conscientes, cuando nos fijamos en ello
  No se trata tanto de oír muchas cosas, de leer muchos libros, sino d e profundizar.  Hay un adagio latino que dice ”me da miedo la persona de un solo libro”.   Cuando de verdad pensamos, contemplamos , gustamos, saboreamos … lo oído o leído, entonces es cuando puede hacer efecto, cuando puede  influir en nuestras ideas.

Ya en el tema cristiano, oímos varias veces pasajes del evangelio, pero sin prestar mucha atención, sin preguntar al texto a ver qué dice, sin calar… Y entonces no surte efecto, es como el agua que cae de repente en una tormenta.   Es preciso dejar caer  despacio, calar, penetrar…  Y eso va transformando nuestras ideas, sentimientos, acciones…  Hagamos la prueba: cuando salimos d e misa ¿recordamos lo que hemos leído?¿Le dedicamos algún rato a pensarlo y acogerlo? ¿Ponemos interrogantes  alo que hemos oído?
 Aunque nos cueste, es muy importante el silencio: y es no solo no hablar, sino dejar de dar vueltas a nuestras ideas, callar en nuestro corazón y oír en lo profundo de nuestra vida.

A pie de calle



 Me ha chocado estos días.  Con las personas que hablo, casi ninguna ha  seguido el debate  sobre el estado de la nación.  Y eso me parece muy serio.  Hay una separación, una distancia muy fuerte entre los políticos y el pueblo. A no ser para criticar y hablar  de la corrupción.
  Abogo por sistemas de cercanía. Por debates en la base, por asambleas.  
  Cuando recorro pueblos , suelo preguntar siempre y en casi todos las localidades no va nadie a los plenos del ayuntamiento.   Nos enteramos de las cosas si leemos algún bando.
  Esto es tan serio como que la política, cuestión de la polis, del pueblo, ha pasado de las manos de las personas del pueblo a los profesionales.
  Si queremos renovar nuestra sociedad, creo que es un paso fundamental el que hay que hacer: que todas las opiniones son muy importantes y que hay debatir todo desde abajo. Que todas las personas nos tenemos que implicar  en lo comunitario
   Da gusto ver que en la vida hay excepciones y grupos estudiando el barrio, el pueblo, ciertas cuestiones populares.   Pero hoy por hoy, casi como algo paralelo a las instituciones, al margen o en contra.  Y esto requiere un cambio muy fuerte. Asambleas, diálogo, opiniones
, sugerencias, críticas, debates…….  Todo eso construye lo más importante de la política: que vemos las cosas como propias y comunes.