jueves, 22 de enero de 2015

¿COMPRAR?



Soy un ignorante en economía. Lo confieso y reconozco. Pero me pone de mal humor el que me digan que hay que consumir porque es la forma de animar la economía.  Pregunto. Consumir ¿quiénes?  Porque los que realmente lo necesitan, no pueden.  Consumir ¿qué?  Hoy veo un anuncio en el que se nos  pone como esencial tomar cierto producto porque hemos comido demasiado en navidades. Aquello, que hasta esta noche era imprescindible comprar y gastar para estar en navidad. Siento que quieren jugar con nosotros como con “piezas de ajedrez”.
Hay una madeja de mentiras enlazadas para llevarlos a lo que interesa a ciertas personas o a ciertas marcas comerciales, a ciertos sistemas económicos. Sin duda que si repartiésemos la comida, la vivienda, el trabajo, el dinero, sí que habría consumo responsable para todos.
Pero yo me niego a comprar para que crezcan los ingresos de unos negocios. Porque realmente no necesito gastarlo
Visitaba ayer a una persona que vive en gran austeridad, de vivienda, estufa de leña, no tiene tele. Y me decía que era el mejor momento de su vida, cuando más feliz era.
¿No sería bueno que el ministerio de educación y cultura nos enseñara a ser felices así, consumiendo responsablemente y no gastando sin más? Podemos echar el esfuerzo en conocer, ayudar, compartir… Otra economía es posible. No la de consumir para vender más.

LOS COLORES DEL CALENDARIO



Ya hemos estrenado los nuevos calendarios de este año. Los hay de todo tipo: mes, cartera, pared... Con imágenes de paisajes, santos, pueblos, fotos de personas....
Y enseguida nos hemos fijado a ver en qué día de la semana caen ciertos acontecimientos: cumpleaños, fiestas, consultas al médico, viajes...
Hay fechas en negro, azul, rojo... Eso es lo oficial, lo que está establecido. Pero el color real lo podemos poner nosotros. Los días más o menos, con los acontecimientos, noticias, sucesos, no son de ningún color. El color, en la vida real, lo ponemos nosotros con nuestra reacción, vivencia...
Podemos ser felices o vivir la amargura todos los días del año. Depende de cada uno de nosotros, de mi reacción. De cómo viva la realidad, con qué ánimo lo viva.
Lo que ocurre, sea lo que sea, puede no quitarme la felicidad, porque eso es cuestión mía según lo viva  Y puede ser bueno no hacer demasiados planes hacia el futuro: a cada día y a cada segundo le basta su propia realidad. Vivir cada momento “aquí y ahora”.
Y transformar las preocupaciones en oportunidades: de ser más persona, más solidarios, más felices.
El año 2015 no es ni bueno ni malo; lo viviremos nosotros de una u otra forma, según lo que queramos y según estemos nosotros.