Estoy impresionado. Por la forma como
atendéis a los enfermos y a los ancianos. Tanto aquí, en casa, como en
residencias y hospitales. Con cariño, paciencia, constancia, técnica...
Os implicáis toda la familia. Y a veces son situaciones largas,
incómodas, exigentes. Pero el amor concreto es mayor que todas las
dificultades.
Ciertamente es algo que me agrada muchísimo y que dice mucho de la
categoría de las personas.
Existe la ayuda fenomenal de personas técnicas que hacen el servicio de
hogar. Y también el Centro de día para la comarca. Todo contribuye a un mejor servicio a los
enfermos y a los mayores.
Siempre se ha dicho que la calidad de la población se mide por el
respeto y el trato a las personas mayores. Y podemos decir que mientras eso
funciona, nuestra sociedad tiene humanismo.
No se trata de decir “tantos años me sirvieron a mí, yo otros tantos a
ellos”, sino más bien:”ellos me amaron y me enseñaron a amar y eso me hace
feliz”.
Muchas veces los cuidadores-as están saturados y qué bueno si les
echamos una mano para que puedan descansar y relajarse un poco. Porque la
pregunta es ¿Quién cuida de los cuidadores? Ellos-as necesitan un tanto de
relax.