jueves, 1 de septiembre de 2016

Virgen de la cuesta



Es fiesta. El nacimiento de María. Nosotros decimos: Nuestra Señora de la Cuesta. María es la misma en todos los sitios, pero le añadimos una invocación por el lugar, circunstancias...  Nosotros- está claro- por estar en una Cuesta.

Algo que me choca es con qué valentía suben los danzadores esa pendiente. Cuando hay entusiasmo, amor, se hace todo fácil.

Este puede ser un buen mensaje de nuestras fiestas: María vivió con coraje las dificultades. Nosotros podemos vivir con entusiasmo, con alegría, con esperanza las dificultades.   Nuestra vida no es pasar día tras día sin más sino ir creando una sociedad nueva.

Hay muchos problemas en la sociedad. Podemos ser capaces de ir dando respuesta a esta realidad.

Podemos ser como el agua que sigue su cauce por donde le dejan, o ir encauzándola por donde queremos para que riegue  y haga bien en la tierra.

Como María, sepamos vivir las dificultades aprovechándolas en positivo. Nosotros somos los regadores y marcamos el riachuelo por donde queremos enfocar nuestras fuerzas. Como María

 

¿Nos saludamos?



Siento cuando pasamos personas y no nos saludamos. Vamos cada persona tan ensimismada en nuestras cosas que no nos saludamos con un “hola”, “adiós” “...
Ocurre que a veces no damos”las gracias” o no pedimos “por favor” algo.
Puede ocurrir que no conozca a la persona con la que me encuentro pero puede ser una forma estupenda de entrar en amistad el decirnos un saludo.
Será precioso si enseñamos a los niños a decir una palabra a las personas con quienes se encuentran. Lo más bonito que tiene la convivencia del pueblo es sentirnos todos relacionados, conocidos, amigos.
Hay algunos aparatos y aplicaciones (móviles, WhatsApp,…) que nos atraen tanto que a veces olvidamos a las personas con las que estamos y nos dedicamos a relacionarnos con las que están lejos.
La educación, o si queremos lo llamamos educación o amor, nos lleva a ceder el asiento, a coger algo que se le ha caído al suelo, a hacer un favor, a decir una palabra amable. Esas cosas ayudan a hacer la vida comunitaria más agradable.
Cuando éramos niños, la fe cristiana se pasaba de padres a hijos como con una vela se enciende otra. Enseñábamos de memoria unas formulas y unas oraciones y ritos a los niños y ya estaba.
Por lo que sea, hoy eso no funciona así. Hoy en los hogares no se transmite así a fe. No hay ambiente religioso, la fe cristiana ya no se transmite de padres a hijos. A lo sumo se hacen ocasionalmente la primera comunión, la confirmación. Hay muchas personas que no se casan por la iglesia...e incluso, cuando se celebra alguno de esos sacramentos, es una cosa de rutina, de costumbre, que se queda ahí y ya no se vuelve a la comunidad cristiana.
Este “Jesusito de mi vida” es un precioso libro que estudia esta realidad y apunta formas de tratarlo: cómo hoy y aquí anunciar el evangelio de Jesús.
Está escrito por una periodista y se lee muy fácilmente. Si sentimos alguna inquietud por este tema, os puedo dejar el libro y da pistas muy interesantes.

Ofrenda



En las fiestas, suelen venir familiares y amigos. Y acogemos a todos en nuestra mesa. Por eso, en estos días vamos a recordar a personas que necesitan nuestra ayuda. En concreto, vamos a recoger dinero  el día de la Virgen y entregarlo al Proyecto Hombre. Y todos los días, pero especialmente la víspera, vamos a hacer una ofrenda de alimentos. Todo es bueno para comer. Y lo bajaremos a la Cocina Económica.
Lo podemos entregar en la iglesia. Otros años hemos ofrecido flores, junto a las que ofrecían algunas personas, pero este año ya las tenemos, porque nos las ofrecen.  A María, seguro que le encantan  los alimentos para sus hijos necesitados.

Aprovecho la ocasión:
* Se necesitan personas para limpiar la iglesia a lo largo del año.  Ya hay varias, pero algunos meses no hay. Es una limpieza una vez a la semana. Y puede ser más sencillo, porque en los meses de invierno celebramos la eucaristía en la capilla de la casa parroquial. Si alguien se anima, que de, por favor, su nombre.
* Estoy buscando un sagrario para colocar la eucaristía en la capilla de la casa parroquial, en el salón de abajo. Así, el que lo desee, puede entrar a orar, contemplar, dialogar, traer cosas, pedir… Que sea un poco la casa de la comunidad parroquial.