lunes, 1 de septiembre de 2014

Garajes para móviles

Cuando hay muchos coches en un pueblo, hay dificultad para aparcarlos en la calle y entonces creamos los aparcamientos y los garajes para meterlos ahí.
Estoy pensando montar en mi casa un garaje, un aparcamiento en algún rincón de la casa (aunque sea dentro de un armario) y meter ahí el móvil, el fijo, el ordenador, la tele, la radio… y encerrarlos en ciertos momentos.
El coche lo usamos a ratos, no estamos todo el día con él.  Pues así vamos a dejar todos los aparatos durante muchas horas para tener tiempo de hablar, pensar, comunicar, contemplar.
Os están avisando ya de la adicción al móvil y mucho más al Wasap y nos atan y estamos tan pendientes de ellos que cuando llega una llamada o un aviso, cortamos todo lo demás que estamos haciendo aunque sea un dialogo, por ver quién nos llama.
Hemos vivido muchos siglos sin tantos medios de comunicación y no creo que estuviésemos peor informados.  La mente humana no puede atender tanta información y así nos resbala, se nos va, no se nos queda.
Podemos intentar:
- no hacer caso a las llamadas del móvil cuando estamos en una reunión, con unos amigos, haciendo otra cosa.
- en las comidas, aunque llamen, no cogerlo, porque estoy con otras personas.
- en los funerales, bodas, acontecimientos... lo mismo
- y, por supuesto, cuando voy conduciendo.
Lo que más me extraña es ver a dos personas una frente a otra mandándose correos y mientras tanto, no hablan...
Dicen que estamos intoxicados: intoxicados por la información. Oímos miles de noticias y es como la tormenta caen, pasan y no calan. Mejor pocas informaciones, pero profundas.

La Rioja en fiestas

Uno tras otro todos los pueblos de la Rioja celebramos en estos meses las fiestas .Fundamentalmente en acción de gracias o del patrón.   Antes, muchas eran en septiembre a frutos recogidos. Pero ahora, porque la cosecha se recoge antes, pero sobre todo porque los estudiantes se van enseguida a la ciudad, porque los turistas  acaban sus vacaciones, se han adelantado a agosto, casi todas. Y a su vez, se han creado multitud de fiestas en los pueblos, con actividades variopintas. Pero hay una que me llama la atención: son las comidas populares. Con mil variaciones. Pero, a la definitiva, se trata de comer en la plaza todas las personas del pueblo. Un signo de unión.
Es fenomenal la colaboración, la alegría, la participación.
Me atrevo a sugerir un pequeño detalle. Veo que las personas más mayores muchas veces no acuden por enfermedad, imposibilidad...  Y noto que falta algo muy importante en la fiesta, en la comida. Me atrevo a sugerir-quizás ya se hace- llevar algo a las casas de los que no pueden acudir, bien sea la misma comida o un obsequio. Porque nos falta algo. Y estoy dispuesto a colaborar. Y en las casas no se comía hasta que no llegase el abuelo.
Otro pequeño gran detalle: cogemos desde la mañana la silla y comemos toda la familia y amigos juntos. ¿Podríamos intentar un día una comida colocándonos donde nos toque? Sería muy interesante la mezcla. Todos con todos. Ya sé que es un paso más valiente. Nos enriquecería en nuestra relación. Yo como soy nuevo, me coloco en cualquier mesa y así os voy conociendo.

Crisis en Gaza

La escalada de violencia en la Franja de Gaza está teniendo consecuencias devastadoras para la población civil. Más de dos mil  personas han muerto y hay miles de heridos. Un cuarta parte de las víctimas son niños. Hay más de tres mil niños heridos y se estima que unos mil sufrirán discapacidad de por vida.
Tras siete años de bloqueo, 1,7 millones de palestinos continúan atrapados en la Franja de Gaza, aislados, en su mayor parte, del mundo exterior, lo que ha devastado la economía, ya que se ha restringido tanto la entrada y salida de personas como de bienes. El reciente aumento de la violencia está intensificando el sufrimiento humano. La gran mayoría de las víctimas mortales en Gaza son civiles y las infraestructuras han sufrido graves daños.

Más de 520.000 personas han huido de sus hogares, pero las fronteras están cerradas y la gente no tiene ningún lugar seguro para ir. Unas 140.000 personas están refugiadas en escuelas de toda Gaza.
Cerca de 1,5 millones de personas - dos tercios de la población de Gaza - no tienen o tienen un acceso muy limitado a los servicios de agua y saneamiento. Algunas de las personas desplazadas están recibiendo ahora sólo 3 litros de agua al día.
La falta de electricidad impide que el 25% de los sistemas de agua funcionen y se está bombeando menos de la mitad de la cantidad necesaria de agua.
El 80% de las familias reciben un promedio de 4 horas de electricidad al día. Algunas áreas tan solo sólo 2 horas.
Centenares de escuelas y varios centros de salud han sido dañados por los bombardeos.
Muchos barcos de pesca han sido destruidos, afectando al sustento de 3.600 pescadores. 17 explotaciones ganaderas y numerosas granjas también han suido destruidas
Más de 200.000 personas necesitan alimentos. La mitad de las panaderías de Gaza no están funcionando y se prevé que sólo puedan hacerlo una semana más.
373.000 niños necesitan atención psicosocial después de que sus casas han sido destruidas, han tenido que huir o han muerto sus familiares.

(fuente: OXFAM Intermon)

Ya en Septiembre

Los días pasan. Y llega el curso escolar y quizás con él también el curso en nuestras vidas.
Pienso que en la parroquia podemos empezar. No se trata de ir repitiendo las mismas cosas que hacemos todos los años. Indudablemente celebraremos las festividades religiosas,... Pero la gran pregunta que podemos hacernos es: ¿Para qué existe la comunidad parroquial? ¿Para hacer bautizos, comuniones, entierros, bodas? La comunidad cristiana tenemos como meta: anunciar a Jesús y su Evangelio, intentar vivir esa Persona que es Jesús y su Evangelio en comunidad y personalmente y vivir sirviendo a los demás, en especial a los pobres.
Desde aquí, me pregunto: ¿qué acciones podemos realizar para conocer mejor a Jesús, para tener experiencia de Él, para orar mejor, para servir a los pobres, para sentirnos mejor, para ser comunidad cristiana?
Muy en concreto: yo llevo ahora justamente un año con vosotros. Y muy a gusto. Pero ¿para qué queréis al cura? ¿Qué necesita nuestra comunidad parroquial? Y no me refiero a obras, sino a lo necesario para fomentar un crecimiento cristiano.
No se trata de conseguir nuevos adeptos, pero sí de ofrecer el Evangelio como Buena Noticia. Y eso ¿cómo hacerlo?
No se trata de que haga el cura, sino de que toda la comunidad veamos qué necesidades hay a nivel de fe, de servicio, de pobres, de comunidad...  y programarnos juntos a ver cómo trabajarlo, intentarlo...