domingo, 15 de marzo de 2015

¿Qué tiene que pasar para que actuemos?

Es una frase que la voy oyendo a periodistas, políticos, agricultores... y sobre todo la voy viendo sufrir a muchas personas.
Si lo que ocurre (riadas, peste, ébola, hambre, desahucios…), les sucede a otras personas que nos son ajenas, ya pueden caer rayos y truenos, que no nos inmutamos. Es preciso que “nos” ocurra a nosotros o que de alguna forma “nos “ afecte.
Nos fijamos, nos quejamos, nos dolemos cuando algo nos toca nuestros intereses, familiares, sentimientos, dinero, propiedades, vida…
El mirarnos solo nuestro propio ombligo, nos lleva  a encerrarnos, a quedarnos dentro de  nuestro caparazón.
Y encerrados, nos privamos de ver y vivir la riqueza que contienen todas las realidades.
Si otras personas se alegran o sufren, soy yo el que más crezco, el que más persona me hago, si colaboro, si me comprometo con esa persona.
La comodidad nos tienta. Pero, si nos quedamos sentados, sin actuar, nos vamos quedando  paralizados y renunciamos a todo lo que es vida.

Qué suerte si cualquier dolor o alegría de los demás me resulta propia y me mueve a actuar.

Mª Ángeles - Santurdejo

1._ ¿Por qué vivir en Santurdejo?
Creo que es una decisión muy personal y muy pensada, cuando decides irte a un pueblo a vivir, personalmente se dieron unas circunstancias favorables, personales y laborales, que hicieron posible dejar la ciudad y poderme trasladar a mi pueblo, Santurdejo. Yo creo que si alguien puede vivir en el sitio más importante para ella, donde nació, donde pasó su feliz infancia, donde ha vuelto siempre que le ha sido posible y sobre todo donde una persona desea estar ya que allí es feliz, por qué no lo va a hacer. Mª Ángeles
2.- ¿Qué hacéis en la gimnasia con las señoras?
La verdad que cuando llegué a mi pueblo, fue necesario adaptarse a la actividad de la localidad. Puesto que el invierno es muy frio, como en todos los sitios, por eso pensamos en realizar un grupo para juntarnos, hacer ejercicios de gimnasia, también coreografías de canciones, hablamos, nos contamos algunas experiencias, comentamos las noticias del pueblo, en general creo que es una manera de poder pasar unos meses un poco “tristes” en muy buena compañía para animarnos.
3.- ¿Cómo va la animación del canto en la iglesia?
Por otro lado otra actividad que realizamos durante todo el año aunque a partir de Semana Santa, suele ser más continua es el coro, en el cual se admite a toda persona que quiera participar en los ensayos, los proyectos y la animación. Entre todos tenemos que conseguir que la gente se anime y colabore, desde los más pequeños hasta los mayores.
4.- ¿Qué disfrutas del monte en tus paseos?
En general vivo en un valle, rodeada de montañas que pertenecen a la Sierra de la Demanda, con un monte, que en cualquiera de las estaciones, presenta un amplio abanico de colores, y olores. Ofrece variedad de actividades, de caza, de senderos, de recolección de productos (setas, moras, fresas silvestres, etc...). Personalmente, igual el monte que el pueblo, me aportan una paz interior, una tranquilidad emocional y fuerza.
5.- ¿Algo positivo del pueblo?
Para terminar quisiera compartir unas palabras, que un día una persona muy importante en mi vida, me dijo: “para nosotros, este pueblo es un pedazo de cielo en la tierra, para los demás es mi pueblo”. Cada uno lo disfrute como en su yo interior lo sienta.

EN DEFENSA DE LA AUSTERIDAD

De sobra sabemos que la Madre Tierra no puede soportar los caprichos de 7.000 millones de humanos. ¿Algún día pasaremos el turno a otros o decidiremos simplemente vivir con menos para vivir todos mejor?
Durante la segunda guerra mundial, una ejemplar Simone Weil que trabajaba en las oficinas de la Resistencia francesa en Londres, se autoimpuso, en un alarde de extrema solidaridad, tomar la misma y exigua ración de comida que ellos hacían llegar a los miembros de la Resistencia en el interior de la Francia ocupada. . Mahatma Ghandi alimentó siempre su esquelético cuerpo con una sencilla y repetitiva comida, que era la que estaba al alcance del común de los indios. Nunca contempló excesos.
 La austeridad genuina es la que emana de dentro, no la que nadie te impone desde fuera. La austeridad es la virtud que te invita al desapego de las cosas y que por lo tanto ensancha el marco de la libertad. Reivindicamos una austeridad que no viene de Berlín, del FMI, ni del centro de la Unión, sino del centro de nosotros mismos. En una familia no es fácil que coexistan armoniosamente grandes diferencias. Nos adherimos a una austeridad que nos reúna y refunde como gran familia humana, que sobre todo nos vincule con esa gran porción salpicada por el barro y la miseria, nos ligue a quienes padecen bien hambre, bien carencias considerables. Reivindicamos una austeridad libremente asumida que nos iguale un poco a los humanos, que equilibre las abismales e injustas diferencias económicas y sociales, que nos acerque al hermano que más necesita y padece.
La austeridad no es sólo una de las formas más exigentes de solidaridad para con quienes nada tienen, es también una virtud en cualquiera de sus formas y medidas, porque nos devuelve a nuestra condición de seres espirituales, no tan sumamente condicionados por la materia.

Aprender a vivir más austeramente, con menos cosas, es aprender a llenarnos más de nosotros mismos y de lo grande que en definitiva nos habita.

KOLDO ALDAI