Nos
asustamos al ver que TRUMP quiere construir una muralla para separar su país de
México. Es una atrocidad. Pero
esto me hace pensar. Estamos llenos de pequeñas o grandes murallas en la vida.
Constantemente leemos “reservado a“
“Propiedad privada “. No somos fáciles a que nadie entre en lo que
consideramos nuestro.
Cada
pueblo, cada barrio tratamos de defender lo nuestro y poner barreras de un
estilo u otro ¿Cuantos años lleva la pelea por la obras de arte entre Aragón y
Cataluña?
Esta
defensa y exclusión la vivimos hasta en lo religioso: mi patrona es mejor que
la del pueblo de al lado. Hasta con humor decimos ”Santa X , si viene alguna
tormenta, mándasela al pueblo vecino que son de mal proceder “
Nos
cuesta mucho aceptar en nuestros pueblos a personas de otros países, otras
creencias. Y tratamos de que actúen hoy vengan a lo que nosotros pensamos y
hacemos.
Abiertos
a una sociedad plural en todos los ámbitos. Por encima de los hinchas de un
equipo u otro. Mientras no se trata de
algo que hace el mal. Aunque hay que comprender que todos hacemos cosas menos
positivas.
Contra
toda muralla, de alambre como en Ceuta,
de hormigón como en Israel, de exclusión de entrada como con los refugiados,
hagamos valer la universalidad y la apertura, para entrar y salir. Un mundo
libre de barreras. Enhorabuena a Logroño, donde -según creen- convivimos 117
nacionalidades. Eso enriquece a todos. Porque solo necesitamos llaves para
abrir todos los candados.