miércoles, 18 de mayo de 2016

Gerardo Villar. Carta a los 50 años.




He vivido con suerte. He ascendido. He subido  en Ortigosa 1040  metros y en Pazuengos 1140. He pasado por 20 parroquias.    Comencé una pastoral – casi de carrera_ pero luego el sentido común y el Espíritu pusieron las cosas en su lugar.

Y he recorrido muchos pueblos dando charlas.  Y he participado en muchos colectivos eclesiales, sociales..., humanitarios. Soy un suertudo. Experimento ahí a Dios. Como también en lo demás.

He sido cura de pueblo.  Y con un espíritu inquieto, un poco revolucionario. Vamos a decirlo claro ”un poco mosca cojonera”.  Porque no he estado en cargos de mando y cuando lo estuve, creé muchos interrogantes. Así que de  nuevo a recorrer barros en los pueblos.
Me he sentido  metido en el anuncio fresco del evangelio,  rebatiendo la religiosidad y anunciando la fe cristiana.

Todo en camino de busca

Suerte de estar en la vida.  Asistí como actor a la creación de la Unión de Agricultores, al Proyecto Hombre, a las ferias de la alubia y de la nuez. Colaboré en la creación de Rioja Acoge , ayude a surgir  la cooperativa  del mejor foie-gras del mundo, y así  me he sentido animador de la fe, porque el Espíritu soplaba. Y se iba creando comunidad.

Vivo con suerte  .Por circunstancias de la vida, he estado 30 años viviendo en casa con otras personas: prostitutas, presos, toxicómanos, transeúntes.... Y han tenido mucha paciencia conmigo.  Igual me dedico a  escribir siete u ocho novelas con esa experiencia. Una de mis grandes alegrías es cuando alguna de  éstas personas me sigue llamando desde su tierra o su trabajo.  Y también he metido mucho la pata y he pasado dificultades.

Disfruto – toda la vida-celebrando la eucaristía y trato de hacerla cada vez nueva-Igual en una asamblea de tres personas que en la cárcel  Lo mismo la predicación. Le dedico mucho tiempo y  procuro  que sea algo vivo, activo, creativo.  Llevo toda la vida renovándome en teología. Es un privilegio, aunque cuesta y choca. Soy amigo de muchos teólogos de hoy día
Me encanta escribir: en las hojas parroquiales, en el periódico, Militante Rural, revistas., Fe Adulta.... Me relajo y expreso.

 Tengo recuerdos de todo tipo en cada uno de los veinte pueblos en los que he vivido.  He cambiado mucho cada 8 años más o menos según lo que quedamos diocesanamente) por el bien de ellos y mío. Me ha supuesto creatividad, búsqueda, anuncio. E ir quitando libros. Sé que no he sido una persona que haya pasado desapercibida: para bien o para mal. Pero Dios sigue creando Y Jesús se implicó y se complicó hasta la cruz y la resurrección.

He querido y pedido toda ni vida estar en una unidad pastoral. Pero no ha podido ser.
Y para ver que he sido querido, manifiesto que durante  3 años estuve cada 15 días largo y tendido con D. Francisco que subía a hablar conmigo  a la Sierra de Cameros durante muchas horas. Todo me lo comentaba y consultaba.

 Ahora estoy más lejos de la curia. En la montaña. Preparando y trabajando el aprender a vivir el cristianismo con nuevas formas. Participo en varios grupos en los pueblos y en Logroño, abriendo horizontes de d diálogo fe- sociedad. Me encanta dialogar con los no creyentes.

 Y aprendiendo a  ir desapareciendo. Porque vivo que Jesús está en mi y en todo. Y eso es para vivirlo y celebrarlo  Me cuesta ir envejeciendo e ir desapareciendo. Aprender a perder, para ganar

No quiero ir al hogar sacerdotal. Tengo la suerte de estar con mi familia y si no, buscaré una Residencia normal. Es por ver si aprendo a jugar al mus... tantos años en los pueblos y aún no sé.
Y un deseo grande:   Estoy de jubileo.  Y según dice el  Levítico:”era año de devolver, de perdonar..” Por eso, me gustaría que devolviésemos a los pobres  y necesitados.  ¿Qué? Dos habitaciones en el seminario, para que puedan dormir algún preso que lo necesite, alguna persona con problemas. Mientras tenga salud, yo me ofrezco a acompañarlo. Tenemos el ejemplo maravilloso de los Salvatorianos

   Y ya como el anciano Simeón: la alegría de haber encontrado a Jesús.  Aunque con mucha s dudas y muchos fallos. Pero suelo decir en los entierros siempre” Tu has acogido ya a tu hijo”. Es que Dios no tiene Alzheimer y no necesita que me recordéis ante  El. Que sea una acción de gracias.  Porque está claro en el salmo 36 “Tú salvas, Señor a los hombres y a los jumentos” Si no es por una cosa, por la otra .Mejor dicho, porque Dios me inunda.  Jesús  vive en mí, en El vivo, me muevo y existo.

Escuela busca niños



Suena a risa: niños buscando escuela y escuela que necesita niños. Ya sé que no es tan fácil la solución, pero puede ser una oportunidad para ambas partes. Se me ocurre una solución de perogrullo. Si en algunas partes no hay niños y en otras latitudes no hay lugar para habitar esos niños, la respuesta es muy sencilla. Que los que no tienen casa, se vengan a los lugares donde sobran viviendas. Y tendremos niños para las escuelas para crear una alternativa de pueblo.
A veces hay ayudas de la Unión Europea por cuidar campos, montes....Puede ser una buena ocasión para arreglar las dos cosas.
Yo creo que el problema puede arrancar en que queremos todos vivir juntos en la torre de babel y necesariamente es preciso distendernos por todo el mundo
Algo muy sencillo: personas que quieran expandirse
Y un gran objetivo: integrarnos mutuamente en nuestro hábitat donde todos acojamos, escuchemos y aportemos.
Estoy descubriendo en algunos pueblos personas mayores que viven solas y acaban en una residencia. Estupendo. Pero quizás también existe la posibilidad de que esos mayores sin familia, acojan a un matrimonio con algún hijo, y que atiendan a los mayores. Con un poco de huerta, la labor de casa, los niños a la escuela.... Todo controlado por trabajador social, juez y médico. Y cuando fallen los abuelos, con derecho  a la vivienda. Puede ser una solución humana.
Cuando empezaron los abuelos a ir a residencias, supuso un trauma. Igual esta solución es más sencilla.
Un gran esfuerzo de humanización y diálogo, de encuentro, de convivencia y muchos problemas humanos se arreglan. Sin darnos cuenta, vamos a ganar en integración.

El Evangelio. Primero, entenderlo.



Ya  sé que suena a un tanto raro.  Pero parto de una experiencia.  En las eucaristías, en las que yo participo, la mayor parte de las personas, somos mayores y ,o no escuchamos, o no oímos, o no entendemos...  Lo cierto es que salimos como “quien ha oído llover”. Pienso una sugerencia, que la presento con todo respeto y con todo entusiasmo.
Mi propuesta es: suprimir las primeras lecturas y no leer nada más que la del  evangelio. Eso sí, el  Evangelio recogido en 150 pasajes muy cortos. Y con dibujos. Eso se leería varias veces y lo comentaríamos con los dibujos y con unas sencillas preguntas.   Luego seguiríamos con el Credo. A lo largo de tres años, podríamos hacer una evangelización profunda. Si no conocemos el texto de Jesús, es imposible sacar las consecuencias que intentamos en las dos primeras lecturas.
Podríamos insistir en profundizar, calar en el Evangelio. Y esto podría dar lugar a dejar entrar en nosotros el Mensaje del Evangelio.
Unas preguntas muy sencillas nos podrían ayudar y unos dibujos acomodados a la realidad, no meramente decorativos, sino en la línea freudiana.
Total: es una hoja muy sencilla, que podemos llevar a casa y comentarla a  lo largo de la semana.
Siento que al acabar la misa, las personas no recordamos el Evangelio y no descubrimos a Jesús. Nos quedamos siempre en lo mismo. Las personas mayores, salen de misa sin haber calado en nada.
Podemos seguir rutinariamente con el mismo esquema de hasta ahora, pero no nos dejamos evangelizar. Y si no, se lo pregunto a los abuelos y abuelas que acuden a las misas de los domingos.
Parto de la confirmación de que no estamos evangelizados, sino que seguimos en mayoría una rutina. Es preciso y urgente replantear una evangelización nueva, sobre todo en contenidos.
Me encantaría no  dogmatizar sobre esto, sino dialogar y compartir experiencias.  ¿Cómo anunciar hoy y aquí el Evangelio?