lunes, 26 de abril de 2010

Fabula del tonto.

Se cuenta que en una ciudad del interior, un grupo de personas se divertían con el tonto del pueblo, un pobre infeliz de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños recados y recibiendo limosnas.

Diariamente, algunos hombres llamaban al tonto al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una de tamaño grande de 50 centavos y otra de menor tamaño, pero de 1 peso.
Él siempre tomaba la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.

Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, lo llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos y éste le respondió:
- Lo sé señor, no soy tan tonto..., vale la mitad, pero el día que escoja la otra, el jueguito se acaba y no voy a ganar más mi moneda.

Esta historia podría concluir aquí, como un simple chiste, pero se pueden sacar varias conclusiones:
La primera: Quien parece tonto, no siempre lo es.
La segunda: ¿Cuáles son los verdaderos tontos de la historia?
La tercera: Una ambición desmedida puede acabar cortando tu fuente de ingresos .

La cuarta, y la conclusión más interesante: Podemos estar bien, aun cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros. Por lo tanto, lo que importa no es lo que piensan los demás de nosotros, sino lo que uno piensa de sí mismo.

MORALEJA
'El verdadero hombre inteligente
es el que aparenta ser tonto
delante de un tonto
que aparenta ser inteligente'...

¿Como una Piña?

Qué bonitas son las piñas. Pero cuando están aún verdes sin abrirse. Luego, cuando maduran se abren y sale el fruto.
Vemos ahora muy a menudo que colectivos, partidos políticos, ayuntamientos, la iglesia, ante errores o faltas graves cometidas, nos cuesta mucho reconocerlas y pagar las consecuencias. Y lo habitual suele ser unirnos como una piña y tratar de defendernos y. nos cuesta mucho reconocer que hemos actuado mal, Solemos usar la táctica de decir a los demás “y tú más”. Puede que esa táctica dé frutos, que aparezcamos bellos como la piña de adorno en un árbol. Pero es mucho más rico aunque sea menos estético, cuando la piña se va abriendo y salen los piñones. Esos los podemos aprovechar-.. Un colectivo, cualquiera que sea , es mucho más útil cuando manifiesta sus frutos, sanos o enfermos. Es preciso reconocer los fallos cuando los hayamos cometido . Y luego pedir perdón y pagar los costes económicos y sociales.
Qué grande es la verdad.”la verdad os hará libres” dice Jesús de Nazaret Reconocer nuestros fallos y pedir perdón por ellos. Sobre todo, cuando hay otras personas que sufren las consecuencias.
Los pecados Dios los perdona. Pero si hemos perjudicado a otras personas, es preciso resarcir ese daño con la pena económica u otra que la sociedad democrática ha pensado para corregir nuestros errores y cambiar nuestra conducta.
Pienso que es muy grande la capacidad de perdonar, de comprender, pero primero hace falta la capacidad de reconocer el mal que hemos hecho.
Jesús perdonó y no tiró piedras contra nadie, pero primero aquellas personas habían reconocido su mal Las piñas no son mejores por estar de adorno, porque sus frutos están ocultos. Yo quiero s las piñas mas cuando manifiestan su fruto honestamente sea bueno o malo. Aunque sn menos brillantes, qué buenos son los piñones. Y ellos, descubiertos harán nacer nuevos pinares.
Y cuando haya la sinceridad de reconocer la verdad, en nosotros y en los demás está la capacidad de perdonar, de no echar en cara sino intentar que se reponga lo justo, lo honrado, lo noble.