Cambia el panorama. Se alegran los pueblos:
hay muchos niños, jóvenes, cuadrillas, matrimonios.
Los abuelos ser ponen contentos al recibir
a los hijos y nietos. Y los bares se
recuperan. Los paseos se ven pisados
de caminantes.
Se ve una cosa muy bonita: unión entre los que
estamos aquí y los que llegan. Nos sentimos todos integrados
Hay un
trasiego de personas y de ideas y experiencias: lo bonito es que hay un
diálogo, un intercambio sereno de opiniones, experiencias, creencias, posturas
ante la vida. Y como fruto, que surja un ofrecer cada uno como persona y un ser
cada vez más comunidad.
Desde la
comunidad parroquial vemos muy interesante este intercambio. E invitamos a las personas que viven los
fines de semana a participar en nuestras asambleas eucarísticas del domingo. Y hasta sería interesante algunos encuentros
de diálogo sobre las experiencias y las formas de vivir los valores y nuestra
fe en la ciudad y en el pueblo. Siempre
es bueno el sumar, el diálogo, el enriquecimiento mutuo..
Muchas de
las personas que venís los fines de semana o las vacaciones, sois hijas del
pueblo. Otras habéis comprado aquí
vuestra vivienda. Todo es sumar, crecer
Lo importante es que todas las personas somos
importantes. De todas podemos aprender y
todas pueden aportar.