Reproducción de la entrevista publicada en Religión Digital:
"Con todo el cariño lo digo, pero a mí el Catecismo hoy no me sirve"
Gerardo Villar: "Estamos haciendo nosotros solidariamente lo que el Gobierno tiene que hacer por obligación"
"La gente le ve en la televisión y dice 'qué Papa más majo', pero no cambia nada"
(José M. Vidal).- Gerardo Villar es un sacerdote de La Rioja alta. Ha
estado toda la vida trabajando "en periferias geográficas, como los
pueblos, y periferias sociales, como la cárcel", y afirma que para él
"la evangelización sobre todo es visitar casas, copartir la vida y estar
con la gente".
En los salones parroquiales de una de las
parroquias de Haro, apunta algunos cambios que cree necesarios para la Iglesia de hoy:
"Los curas tenemos que dejar de ser los directores de la empresa, para
simplemente acompañar y dejar que las cosas vayan surgiendo", dice, y
añade, respecto a la doctrina, que "muchos de nuestros dogmas son del
siglo IV, tenemos que traducir al lenguaje de hoy el contenido cristiano".
"Lo digo con todo el
cariño, pero a mí el Catecismo hoy no me sirve", explica desde su propia experiencia en los pequeños
pueblos de la sierra riojana, donde ha vivido con inmigrantes, toxicómanos,
prostitutas y expresidiarios.
Sobre el Papa Francisco opina que "la gente le ve en la
televisión y dice 'qué Papa más majo', pero no cambia nada".
Por último, una de las cosas que le preocupan es "que en estos tiempos se
está fomentando preciosamente la solidaridad, pero muy poco el
compromiso". "Estamos haciendo nosotros solidariamente aquello que el
Gobierno tiene que hacer por obligación", advierte. "La denuncia está
prácticamente desaparecida".
¿Te consideras un "hombre
de Paco"? ¿Un cura de Fracisco?
Digamos que sí, porque me impresiona mucho y creo que
sintonizo con su línea.
¿Te sientes partícipe de la
primavera de la Iglesia?
Bueno, he estado siempre en el mundo rural, muy en
contacto con las personas, con la realidad y con los problemas de lo pueblos, y
siempre anunciando el Evangelio.
En las periferias...
Sí, periferias geográficas, como los pueblos, y
periferias sociales, como la cárcel. He estado muchos años viviendo y
trabajando con inmigrantes, con toxicómanos, prostitutas y alcohólicos.
¿Cuántos años llevas ya de
cura?
Salí en el 66, así que va a hacer 48 años ya.
¿Cuando echas la vista atrás te
arrepientes de algo?
No. Lo vivido, vivido está. Todo es bueno, todo es
positivo. Podría haber hecho otras cosas y puedo haberme equivocado, por
supuesto, y he estado muchos años remando bastante en contra de lo que se
planteaba desde la institución, pero siempre he estado unido a compañeros y a
seglares. Recuerdo los años de ilusión y fervor del Concilio y creo que han
pasado muchas cosas interesantes.
¿Te dolió la involución del
post-Concilio?
Lo pasé mal, me afectó en varias cosas: en Cáritas, en el
seminario, del que me echaron a los tres meses...
¿O sea que te ha afectado
personalmente?
Sí, en varias cosas. Mi forma de pensar no ha sido muy
aplaudida, más bien al contrario. Yo tengo la ilusión de escribir, escribo en
algunos periódicos y revistas de La Rioja, y me gusta mucho. Y sigo siempre
pensando en la utopía del Reino.
¿Has tenido problemas con los
obispos, por ejemplo?
Bueno, en realidad no, porque como siempre he pedido
pueblos pequeños, me los han dado. Creo que el obispo nunca ha decidido por mí,
siempre he escogido yo.
¿Ésa es la ventaja de los que
no aspiráis a llegar a obispo?
Eso es. Yo he estado siempre en pueblos muy pequeñitos.
Empecé de Delegado de Jóvenes Rurales, y luego me fui al seminario. Me habían
prometido un planteamiento distinto, pero se volvió a lo de siempre. Así que me
despacharon. Los años preciosos de la evolución y del cambio en todos los
sentidos los pasé en Santo Domingo de la Calzada. Luego vinieron años muy
conflictivos, en los que tuve un policía todo el día conmigo, acompañándome
amistosamente.
¿Estabas vigilado?
Sí, por las homilías y por las actividades que
realizábamos (en mi despacho se creó la Unidad de Agricultores). Después decidí
irme a la sierra con Cáritas Rural, a pueblos muy pequeños pero preciosísimos,
y de gentes encantadoras. Fui pasando por diferentes pueblos y en uno de ellos
creamos la "feria de la nuez" y la "feria de la alubia".
¿Por eso te llaman "el
cura de las nueces"?
Sí. Las ferias las pensamos como una forma de tomar los
elementos de cada pueblo para que la gente fuera consciente de sus
posibilidades y las valorase.
¿Siguen funcionando esas
iniciativas?
Sí, a tope. Aunque han pasado ya unos 12 años
desde que empezamos, y ahora tienen quizás demasiado aspecto económico. En
principio, más ingenuamente, lo hacíamos con el fin de unirnos y de darnos a
conocer mutuamente, y las ferias iban unidas a una serie de actividades que se
realizaban a lo largo de todo el año y que estaban dirigidas a conseguir la
unión del pueblo ante cualquier problema. Ahora están más enfocadas a lo
económico.
Yo pedí ir a unidades pastorales, pero acabé en otro pueblo cerca de Logroño,
que tenía una mentalidad bastante laboral, de empresas, y una fuerte
problemática humana y social (toxicomanías, etc.). Ahí he estado ocho años
trabajando muy a gusto, acompañando a la gente, aunque era bastante complicado.
O sea que has sido un cura con
la casa totalmente abierta a prostitutas, toxicómanos...
Bueno, yo vivía en la casa con una monja, y un día salí y
me pidieron si podía subir a la casa un chaval de Asociación Pro Infancia
Riojana. Dije que sí y eso salió bien, así que luego me mandaron desde San
Sebastián cinco toxicómanos. La cosa fue en cadena... y hasta ahora, que estoy
pensando si éste es el momento de dejarlo o, por el contrario, de retomarlo.
¿La experiencia con los
toxicómanos ha sido positiva?
Sí, pero he de decir que toxicómanos sólo
fueron aquellos primeros. Lo que mas he tenido han sido inmigrantes y ex-presos
(porque estuve tres años de capellán en la cárcel), personas que me pedía
alguna institución que acogiera (bien fueran los Servicios Sociales de la
cárcel, Cáritas o algún trabajador social).
Yo les presto la casa, la comida, comparto con ellos, charlamos... También he
tenido tres prostitutas, y una de ellas estaba al frente del centro de
prostitución. Fue bastante variopinto. Ocurrieron historias como para contar en
una novela.
¿Qué te decía la gente de que
vivieras con prostitutas?
Bueno, es que siempre he intentado implicar a la gente,
tanto a los que vivían conmigo como a los vecinos. A los que estaban en casa yo
les pedía que fueran a echar una manita a no sé quién (por ejemplo, a pintar
una casa), y los vecinos nos traían una tortilla para cenar, nos regalaban una
lechuga de la huerta... Así conseguía que poco a poco se fueran integrando
normalmente en la sociedad, y que el pueblo también se implicara con ellos.
¿Qué estás haciendo ahora?
Estoy en otros tres pueblos muy chiquititos, también echo
una mano en Cáritas y sigo acompañando unos grupos en Logroño.
¿Comunidades de base?
Sí, comunidades que hemos mantenidos todos estos años.
Son grupos muy implicados con un cristianismo nuevo. Llevamos años trabajando
la espiritualidad, orando, contemplando... En estos momentos me parece que es
muy importante estar en el silencio, tener tiempo para ir descubriendo por
dónde va la Nueva Evangelización... Para mí la evangelización sobre todo es
visitar casas, estar con la gente. Acompañar y crear inquietud. Hacer charlas
sobre energía verde, sobre economía solidaria...Caminar por ahí.
¿Crees que estamos viviendo una
nueva primavera?
A mí me sabe todavía a otoño. Para mí es como
si estuviéramos todavía en el nivel subterráneo, como cuando nieva y el agua se
queda por debajo de la tierra pero todavía no ha florecido la hierba. Y en mi
entorno eclesial diocesano me da la sensación de que todavía no nos hemos
enterado de que ha nevado.
Como te decía antes, una de mis aficiones es escribir, y yo escribo porque creo
que eso puede ser una pequeñita luz. A mí nunca me han gustado los grandes
fuegos, prefiero las luciérnagas. Y me parece importante que haya luces
pequeñitas.
¿Cómo tendría que concretarse?
Bueno, yo tengo dos obsesiones. Una de ellas
es hacer de hoy el contenido cristiano. Muchos de nuestros dogmas son del siglo
IV. ¿Qué significan los cielos, la ascensión de la Virgen...? Tenemos que
aprender a transmitir el mensaje con el lenguaje de hoy. ¿Qué es lo que
verdaderamente nos dice el Credo? ¿Qué es lo esencial? El Papa lo dice de
manera muy sencilla: el Dios misericordioso y compasivo que se manifiesta en
Jesús. Poquito más. Hemos añadido tantas cosas... Yo siempre pongo el ejemplo
de que la mesa está tan llena de libros, que no vemos la mesa.
Eso a nivel doctrinal. Y a nivel de estructuras, creo que los seglares son los
que tienen que tomar la responsabilidad en las parroquias.
¿Estáis preparados para eso los
curas, para soltar vuestras "competencias"?
No. Yo admito que me cuesta. Pero el dinero
por ejemplo no lo toco para nada, y en muchas cosas me dicen lo que tengo que
hacer y cómo lo tengo que organizar. Los seglares lo hacen fenomenal, y a mí me
parece que ellos pueden acompañar perfectamente a los fieles de una zona, y que
de vez en cuando pase un presbítero por allí. Esto tendría que cambiar también
económicamente, porque si al cura se le paga, ¿por qué no contratar a seglares
que están haciendo una labor estupendísima en las parroquias? Por ejemplo, yo
entiendo que ya no estoy para llevar temas de jóvenes. Entonces, ¿por qué no
podríamos contratar a una persona joven que trabaje con los jóvenes?
Creo que la Iglesia tiene que volver a la acción. A la acción social de
compromiso en la vida. Porque eso permite aglutinar a la gente y a partir de
ahí ir profundizando en la contemplación.
A mí me gusta en misa sacar un detector de metales, para ir detectando dónde
está Dios. Entonces lo voy pasando, y pita en todos los sitios. Lo que quiero
transmitir es que Dios no está "por ahí", sino que está en cualquier
acontecimiento y en cualquier persona.
O sea que estás poniendo en
práctica lo que dice el Papa: provocar en las homilías y sintonizar con la
gente...
Y que la gente exprese su opinión. Yo siempre pregunto,
aunque no me quieran responder.
¿Crees que la revolución de
Francisco tendría que empezar por el clero?
Por el clero y por las personas en general.
Tenemos que convencernos de dar cada vez más protagonismo a las personas. Y los
curas tenemos que dejar de ser los directores de la empresa, para simplemente
acompañar y dejar que las cosas vayan surgiendo. Y esto significaría que
posiblemente tengamos que cambiar todos los libros. Con todo el cariño lo digo,
pero a mí el Catecismo hoy no me sirve. Los libros de catequesis que me dan
tampoco me sirven. Harían falta unos materiales muy sencillos que planteen las
cuestiones de manera actual.
Luego hay otro factor interesante, y es que creo que nuestro mensaje está muy
unido a los psicológico. El hecho de acompañar a las personas desde la psicología
a encontrarse consigo mismos y a encontrar la profundidad, es un paso muy
importante para la fe. Entonces, todo lo que sea fomentar grupos de reflexión,
grupos de encuentro o de contemplación, me parece que es muy interesante.
Grupos de vida.
¿En qué le pedirías a Francisco
que fuese más rápido?
Pues en una carta que acabo de escribir le
pedía que por favor declare, ex catedra y pontificiamente, que el centro está
en la periferia. Y que el mejor olor es el de oveja, aunque no lo anuncien las
voces guapas de la televisión.
También le pediría que siga animando, y que siga viviendo antes que dirigiendo.
Y que deje de estar todos los días en las páginas de los periódicos.
¿Por qué?
Yo he estado siempre en contra de los protagonismos, me
da igual que sea de un tipo o de otro. Prefiero la hormiga que va transformando
suavemente al león que llega y asusta a todos.
¿Crees que el hecho de que esté
tanto en los medios fomenta que se caiga en la papolatría?
Creo que sí, por eso no me gusta. Me choca. Me encanta lo
que dice, pero creo que tiene un efecto negativo: la gente le ve en la
televisión y dice "qué Papa más majo", pero no cambia nada. Creo que
ni su mensaje ni su testimonio llegan a aterrizar. El fondo se queda en
suspense.
¿No crees que se ha dado un
primer paso?
Sí, pero hace falta una transformación radical que
empiece por que la Iglesia elija a sus responsables no entre gente docta o
gente de fama sino entre gente creyente, sencilla y a pie de calle.
¿Estás hablando de los obispos?
Obispos, jerarquía, Vaticano, cargos diocesanos, etc.
¿Lo ves previsible a medio
plazo?
Ni yo ni mis hijos lo veremos. Fuera de bromas, creo que
supone demasiado cambio, porque todavía hoy todos los obispos están nombrados
por Juan Pablo II. Es otro tipo de mentalidad y otra historia distinta. Y que
ellos entiendan que tienen que ser algo distinto, creo que es imposible. Por
ejemplo, entiendo que si el Papa sigue mucho tiempo en Santa Marta, al cuarto
año tendrán que llamarle la atención. Porque llega un momento que uno no ve más
que aquello que le rodea.
¿Crees que tendría que irse a
otro sitio?
A Roma, a su diócesis. A poder ser a alguna residencia de
ancianos de allí o algo parecido. De lo que me he dado cuenta es de que la
gente que está a mi alrededor se deshace en alabanzas hacia el Papa, pero lo
que me importa es lo que piensan los que no vienen, los que no participan. Me
interesa descubrir sus interrogantes.
¿Piensas que estamos a tiempo
de volver a atraer a los alejados, a los que se fueron?
Bueno, yo no intento atraer a nadie, pero sí ofrecer
siendo consecuente. A mí me está costando mucho esto, porque yo era muy dado a
multitudes y ahora cuando veo a tres pienso que ya son una barbaridad. Pero lo
que pienso que tenemos que hacer es ofrecer el Evangelio, no intentar atraer a
nadie.
¿Y crees que esa oferta puede
ser escuchada por la gente que se ha ido?
Sí. De hecho, quienes más comentarios me
hacen de lo que escribo son los no creyentes. A mí eso me alegra un montón, no
porque signifique que vayan a volver a creer, pero sí porque se interrogan y,
en el fondo, están descubriendo un Dios profundo.
Creo que es un falso espejismo pensar que va a volver la gente. Hay otros
dioses, hay otra realidad, y que yo vea, las personas no están por la labor de
convertirse o de cambiar. Y esto no quita que sean magníficas personas.
Entonces, pienso que la clave es ser testigo, y vivir la grandeza inmensa de no
ser nada.
Es decir, ¿dejarse de
triunfalismos y volver a ser levadura?
Eso es. Y dejar de hacer números, de contar la gente que
acude a la plaza del Vaticano. Siguiendo la historia uno ve todos los testigos
han sido siempre perseguidos. Jesús acabó en la cruz. Entonces, que ahora el
Papa sea alabado de esa manera, me interroga mucho.
¿No te parece que él también
está siendo perseguido, desde dentro y desde fuera?
Sí, y eso me gusta. Creo que eso es lo que le aporta
autenticidad. Cuando vas a un pueblo y te dicen "aquí al cura le queremos
a rabiar...", eso normalmente significa que el cura les está dejando
tranquilos. Y los profetas tienen que sacudir. Tienen que presentar hechos tan
llamativos que interroguen y molesten.
¿Cómo ves el futuro?
Con esperanza total. Eso sí, en los tres
próximos años no creo que haya cambio en la Iglesia , porque la estructura
actual no se está impactado por el cambio, sino que se está intentando adaptar
a él. Entonces, lo que dice el Papa ahora es supuestamente lo que nosotros
decíamos, y lo que hace el Papa lo que supuestamente hacíamos. A parte de que
prefiero una Iglesia que funcione con Jesús a una Iglesia que funcione con el
Papa. Me parece importante que descubramos a Jesús con una nueva faceta, con
una visión totalmente nueva. Yo cuando más disfruto es cuando ando por ahí por
los pueblos hablando de Jesús.
Porque después del Papa vendrá otro con otra mentalidad, y en cualquier caso el
Papa sólo puede ser un empuje, el conductor del tren. Pero hace falta el tren.
¿Y respecto a lo personal?
Yo sólo soy un chapucero de la sierra, así
que pienso seguir ahí, serenarme, ir descubriendo qué es lo que me pide este
momento, seguir colaborando en la cárcel y ver qué más puedo ir haciendo.
A mí el obispo me dijo en cierto momento que mi misión era ser mosca cojonera.
Y lo he asumido totalmente. Y me siento muy a gusto siendo mosca cojonera, a
nivel diocesano y a nivel social. Mosca o mosquita.
Una de las cosas que me preocupa mucho es que en estos tiempos se está
fomentando mucho (y preciosamente) la solidaridad, pero muy poco el compromiso.
La solidaridad es maravillosa, pero en este momento implica que le estamos
haciendo el caldo al Gobierno de España. Estamos haciendo nosotros
solidariamente aquello que el Gobierno tiene que hacer por obligación. Y en
esto no hay denuncia de Iglesia. La denuncia está prácticamente desaparecida.
Se nos condecora, Cáritas sale a medalla por día, los obispos reciben
nombrmientos honoríficos... Eso es malo. Porque no está habiendo denuncia a los
poderosos.
Algunos titulares
-He estado toda la vida
trabajando en periferias geográficas, como los pueblos, y periferias sociales,
como la cárcel
-Mi forma de pensar no ha sido
muy aplaudida a partir del post Concilio, la involución me afectó personalmente
-Para mí la evangelización
sobre todo es visitar casas, estar con la gente
-En mi entorno eclesial
diocesano me da la sensación de que todavía no nos hemos enterado de que ha
nevado
-Muchos de nuestros dogmas son
del siglo IV, tenemos que traducir al lenguaje de hoy el contenido cristiano
-Lo esencial del cristianismo
es el Dios misericordioso y compasivo que se manifiesta en Jesús, como dice el
Papa. Poquito más.
-La mesa está tan llena de
libros, que no vemos la mesa
-Hay cosas que tendrían que
cambiar también económicamente, porque si al cura se le paga, ¿por qué no
contratar a seglares que están haciendo una labor estupendísima en las
parroquias?
-Dios no está "por
ahí", sino que está en cualquier acontecimiento y en cualquier persona.
-Los curas tenemos que dejar de
ser los directores de la empresa, para simplemente acompañar y dejar que las
cosas vayan surgiendo
-Lo digo con todo el cariño,
pero a mí el Catecismo hoy no me sirve
-Le pediría al Papa que por
favor declare, ex cátedra y pontificiamente, que el centro está en la periferia
-La gente ve a Francisco en la
televisión y dice "qué Papa más majo", pero no cambia nada.
-Hace falta una transformación
radical que empiece por que la Iglesia elija a sus responsables no entre gente
docta o gente de fama, sino entre gente creyente, sencilla y a pie de calle.
-Creo que es un falso espejismo
pensar que la gente va a volver la gente a la Iglesia: Hay otros dioses, hay
otra realidad, y que yo vea, las personas no están por la labor de convertirse
o de cambiar.
-Todos los testigos han sido
siempre perseguidos, y Jesús acabó en la cruz. Entonces, que ahora el Papa sea
alabado de esa manera, me interroga mucho.
-Los profetas tienen que
sacudir, llamar la atención, hacer que la gente se interrogue y molestar
-La Iglesia se está intentando
adaptar al cambio diciendo que lo que dice el Papa ahora es supuestamente lo
que nosotros decíamos, y lo que hace el Papa lo que supuestamente hacíamos
-Una de las cosas que me
preocupa mucho es que en estos tiempos se está fomentando preciosamente la
solidaridad, pero muy poco el compromiso.
-Estamos haciendo nosotros
solidariamente aquello que el Gobierno tiene que hacer por obligación. La
denuncia está prácticamente desaparecida