miércoles, 6 de julio de 2016

Cómo experimentar a Dios hoy



En los días actuales vivimos tiempos tan atribulados políticamente que acabamos psicológicamente alterados. No ver caminos, andar a ciegas, a la deriva como un barco sin timón, nos quita el brillo de la vida. Acabamos olvidando las cosas esenciales.
Si miramos la historia, constatamos que la humanidad siempre se preguntó por la Última Realidad. Se daba cuenta de que no podía saciar su sed infinita sin encontrar un objeto infinito adecuado a su sed. No conseguiría explicar la grandeza del universo y nuestra propia existencia sin aquello a lo que convencionalmente se llama Dios, aunque tenga otros mil nombres según las diferentes culturas.
A pesar de esta búsqueda incansable el testimonio de todos es que “nadie ha visto nunca a Dios”. Si no podemos verlo, podemos identificar señales de su presencia. Basta prestar atención y abrirnos a la sensibilidad del corazón.
Me impresiona el testimonio de un indígena cherokee norteamericano que habla de alguien que buscaba desesperadamente a Dios pero no prestaba atención a su presencia en tantas señales. Cuenta él:
«Un hombre susurró: ¡Dios, habla conmigo! Y un ruiseñor empezó a trinar. Pero el hombre no le prestó atención. Volvió a pedir: ¡Dios, habla conmigo! y un trueno resonó por el espacio. Pero el hombre no le dio importancia. Pidió nuevamente: ¡Dios, déjame verte! Y una enorme luna brilló en el cielo profundo. Pero el hombre ni se dio cuenta. Y, nervioso, comenzó a gritar: ¡Dios, muéstrame un milagro! Y he aquí que nació un niño. Pero el hombre no se inclinó sobre él para admirar el milagro de la vida. Desesperado, volvió a gritar: ¡Dios, si existes, tócame y déjame sentir tu presencia aquí y ahora. Y una mariposa se posó, suavemente, en su hombro. Pero él, irritado, la apartó con la mano».
Lo opuesto a creer en Dios no es el ateísmo, sino la sensación de soledad y desamparo existencial. Con Dios todo se transfigura y se llena de sentido.(Boff).

El disputado voto del Señor Cayo



Una de las posibles actividades del verano es leer. Hoy hablo del libro de Delibes "El disputado voto del Sr. Cayo". Llevamos un año con muchas votaciones. Pero sobre todo, estamos viviendo una realidad donde lo rural, los pueblos pequeños van desapareciendo.  Bonita ocasión y precioso libro- ya clásico- para analizar la realidad de nuestros pueblos hoy y aquí. Si alguien tiene interés por este libro, se lo puedo conseguir y dejar para que lo lea.
En El disputado voto del señor Cayo, Delibes aborda un tema que es una de las grandes tragedias de nuestro tiempo: el abandono del campo. A uno de los muchos pueblos prácticamente vacíos y en ruinas del norte de Castilla llega un grupo de jóvenes militantes de un partido político a hacer propaganda electoral. Los recibe el señor Cayo, uno de los dos vecinos que quedan en el pueblo. Su vida es casi robinsoniana, su hablar reposado, lleno de una ancestral sabiduría que infunde un hondo sentido humano de su persona. El lenguaje crudo y desenfadado de los jóvenes que le visitan, cultos a veces, inconscientes otras, es el contrapunto necesario para poner en evidencia la distancia que separa dos culturas, dos formas de vivir y de ver el mundo. Una que desaparece sustituida poco a poco por otra urbana, ruidosa y masificada.
Hoy nos lamentamos porque los pueblos pequeños van disminuyendo, faltan niños para la escuela. Igual nos viene bien el analizar esa realidad y descubrir alternativas. Si es que las hay.  Podemos aprender mucho de la sabiduría de las personas mayores.

Algo se mueve



Con el sol, puede vencernos la modorra y la galbana.  Pero no podemos dejar de percibir que estamos en un mundo en movimiento. Y no lo digo solamente porque la tierra gira, sino porque estamos en un momento repleto de acontecimientos, de cambios en lo político, en lo económico, en lo social, en lo religioso.
Hay cambios en la Unión Europea. Nuestro país está buscando cómo acoplar el resultado de las elecciones. Los refugiados llaman  a nuestras puertas buscando donde vivir. En lo cristiano, el papa Francisco cada día nos ofrece unas sugerencias nuevas, muy ricas y transformadoras.
Y nosotros. Corremos el riesgo de no enterarnos de la realidad, de verlo como cuando vamos en el autobús y vemos pasar los campos, los postes, la tierra.
Siento necesidad de información, seria y profunda. Que analice la realidad con  intensidad, buscando más allá de una información de intereses, de partido, según mis anteojos. El verano es buen tiempo para leer, para escuchar… ¿No será buen tiempo para buscar fuentes de información, lo más serias y profundas posibles? Qué bueno será si en verano leemos un libro, escuchamos alguna charla, tenemos algún diálogo con personas que tengan conocimientos, siempre desde el rigor y el conocimiento más profundo posible.
Siento necesidad de  FORMACIÓN. De crearme mis criterios, mis opiniones. Tras conocer, informarme, analizar, pensar, llegar a tener una opinión propia más allá de lo que se dice en los medios de comunicación, en la calle... Necesito pensar por mi cuenta.

Voluntarios en acción

Es   una   nota   refrescante.
Varias   personas   de   Logroño   están acudiendo  a  los  campos  de  refugiados  griegos  a  echar  una  mano. Conozco  personalmente  a  algunos  médicos  que  ya  han  estado. Ahora se van cuatro personas: tres mujeres y un hombre a colaborar quince  días  en  Grecia:  en  los  campamentos  de  los  refugiados. Son personas  entre  40  y  50  años  y  han  pensado  que era  una  ayuda  que
podían  prestar.  Las  cuatro son  casadas  y  tienen  hijos,  pero    se  han  arreglado   para   que   los   hijos   queden   bien   atendidos con   la implicación de los cónyuges. Saben muy poco de lo que van a hacer. Estas personas  se pagan el  viaje por su cuenta y allí les  van a dejar algún cobijo.  Su labor depende de lo que les indique la Ong a través de  la  que  van:  pero  fundamentalmente  se  trata  de  atender  a  niños, organizar la comida y el reparto, atender las necesidades básicas de la convivencia en tiendas o barracones.Es un gesto bonito: dedicar 15 días a quienes lo están necesitando. Y por lo menos a mí, me crean un gran interrogante: ¿no es totalmente inhumano que haya esas guerras, que produzcan  esas personas que necesitan  huir  de  la  muerte,  que  es  increíble  que  no  les  dejemos entrar  en  Europa,  que  el  resto  de  la  humanidad  vivamos    de espaldas  a  ellos?  Cuando vuelvan  nos  contarán  su  trabajo  y  así avivaremos  nuestra  consciencia  de  ser  personas, hermanas  de  los  refugiados,  de  los  que  viven  en  guerras,  de  los  que  pasan  hambre.  En  una  familia  nos  interesa todo  lo  que  les  ocurre  a  los  demás miembros.