Todo pasa, el día pasa para dar lugar a la noche, el invierno para recibir a la primavera… pasan los días, pasan los años,… pasa la gente, pasa la vida… pasa la tristeza y la alegría, pasa la cólera y el miedo… pasan las modas… pasan las aves… pasan las aguas de los ríos… pasan los pensamientos… pasan los coches, trenes y aviones… pasan las nubes… pasa… pasan… todo pasa… lo único que permanece es el amor. Cuando mires a una persona trata de verla como realmente es y no como crees que es o como te imaginas que es. Esa persona que tienes delante es amor y tú eres amor, independientemente de que tenga un día eufórico o triste, de que esté enojado o asustado, enfermo o saludable… es amor independientemente de lo que te diga o de cómo reaccione… Si amas a alguien, amas al ser que tienes delante y no a la imagen que te has formado de esa persona porque de ser así, en el momento que tu idea choque con cómo tenga el día o cómo reaccione, te apartarás o al menos te decepcionarás. Si amas a alguien estás ahí en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad,… y en todo momento.
Y viceversa, cuando alguien te ama, te ama independientemente del día que tenga, con independencia de lo cariñoso o lo distante que se muestre, te ama independientemente de la emoción de la que sea preso, te ama en la cercanía y en la distancia, te ama tanto si te llama varias veces al día como si está días, semanas o incluso meses sin comunicarse contigo… cuando alguien te ama, te ama y eso si que no es cuestionable. Si tienes alguna duda, revisa tu mente que es la responsable de tus miedos y dudas. El amor es, y eso tu corazón lo sabe por mucho que tu mente te haga creer otras cosas.
Gloria Sáez.