Andrés y Lucas cogieron sus ahorros y se los dieron al vendedor de billetes del tren de Madrid. Andrés tenía 11 años y Lucas 7.
-Por favor, dos billetes para Logroño.
-Si claro, ¿dónde están vuestros padres?
-Venimos solos- dijo Andrés.
- En ese caso no puedo daros los billetes, tenéis que ir con vuestros padres, sois menores.
Andrés, como vio que era imposible que le vendiera los billetes empezó a llorar y a contar porque querían coger ese tren.
-Nuestros padres se divorciaron hace dos años, desde entonces las cosas no nos han ido muy bien. Mi padre juega, bebe y debe mucho dinero y le están embargando el coche, además hace meses que no le vemos.
Mi madre, al divorciarse, se disgustó y como era ama de casa tuvo que buscar trabajo, con mucho esfuerzo encontró la limpieza de una sala de recreativos por la noche, por el día duerme, llora y bebe. Nos quiere mucho, pero nunca llegamos puntuales al colegio, a mi hermano le cuesta hacer los deberes y yo le ayudo cuando termino mis tareas, la casa está sucia, y si un día me dejo las llaves nos recoge Tina, una vecina muy maja. A veces también desayunamos con ella porque en casa no hay leche.
Así que queremos ir limpios al cole, cenar calentitos y mi hermano necesita que le cuide alguien más que yo.
- ¿Y todo eso lo conseguiréis con dos billetes de tren?
- Si, en Logroño, están mis abuelos.
Lucas miraba a su hermano mientras recogía los billetes y esperaban el tren.
Rodrigo San Pedro Puente
(Primer premio Concurso de redacción sobre la Constitución Española)
No hay comentarios:
Publicar un comentario