viernes, 28 de marzo de 2014

EL CHOPO CAIDO

Salgo a pasear y veo árboles tiesos. Y qué rectos están los chopos. Pero el árbol caído por el viento, se pasa ahí tirado en el suelo mucho tiempo. Lluvias, sol, viento. Y al final, el fuego o la podredumbre y el suelo como abono.
Me encantan los árboles tirados por el viento o por una enfermedad. Resisten. No son como los otros árboles que acabaran siendo parte de una mesa o de un lujoso armario.
Es relativamente fácil ser chopo hermoso, altivo, llamativo.  Es fácil estar en un puesto público reconocido, aplaudido o criticado, controvertido por el viento de las opiniones. Pero exige mucho más, cesar, dimitir, ser persona que no figura, que está en la periferia, que pasa desapercibida y si encima va experimentando la carcoma de la enfermedad.... eso dice de una m
adera muy valiosa.
Cuando Suárez dimitió, vivió la muerte de los suyos y su propia enfermedad, pienso que eso es lo esencial de la transición. Es una asignatura que él aprobó con matrícula y que me parece que bastantes la tenemos  suspendida. Eso es para nota. Seguramente va a constar en los libros de historia por su labor en la democracia, pero en el libro de la Vida, tendrá una página muy especial por haber dimitido, por haber vivido el fracaso. Mandar, mejor o peor, lo hace cualquiera, vivir con coraje la adversidad, solo lo  hacen las personas íntegras. Y ¿qué queréis que os diga? Me recuerda mucho a Jesús de Nazaret.  Es el grano caído en tierra. Y que desde ahí, da fruto.

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