“Pascua florida”, se dice en muchos lugares. Y es que con la luna llena, después del equinoccio de primavera, suele coincidir la gran floración de los árboles, en el hemisferio norte.
La Pascua, es la gran fiesta, la celebración del “paso” liberador el pueblo judío por el mar Rojo, dejando atrás la cautividad en Egipto y entrando en la “tierra de promisión”, que “mana leche y miel”.
Para el cristiano, Pascua es la “fiesta de todas las fiestas”, la celebración de la Resurrección de Cristo, culmen de su dolorosa muerte en la cruz, liberando así a la humanidad entera de la esclavitud del pecado y ganando para ella gloria y felicidad. La Pascua se prolonga, primero, ocho días; y luego, cincuenta, hasta Pentecostés. El tiempo pascual es tiempo de gozo, de alegría, de júbilo inmenso, por la nueva, plena y definitiva vida divina, a la que accede el hombre por la fe y por los signos, gestos y palabras, que Cristo mismo indicó, los sacramentos. Es sumamente interesante el celebrar y vivir la Pascua: el paso de Jesús de la vida a la muerte y a la plenitud de la resurrección.
Os invito a acompañar a Jesús desde el corazón. Y la mejor forma que se me ocurre es participar de verdad en las celebraciones dentro del templo, cada día con un mensaje y viviendo el Misterio de Jesús
No hay comentarios:
Publicar un comentario