sábado, 31 de julio de 2010

El juego de la silla


Siempre hemos jugado al juego de las sillas. Todos corren y hay una silla menos que personas. Una persona se queda sin silla y así se van eliminando. Al final, el que ocupa la silla, gana. Este juego es un poco símbolo de la vida: no hay plazas para todos, no hay trabajo para todos, no hay casas para todos. Y entonces, los que tienen la suerte porque valen o por otros motivos, se colocan y tienen posibilidad de ejercer sus cualidades y su saber. Otras muchas personas quedan eliminadas: sin silla donde sentarse en la vida
Hace años ya me enseñaron otra forma de jugar a la silla: todos corren y se va eliminando una silla, pero todos se han de sentar, aunque sea dos, tres, cuatro en cada silla. Al final, el secreto está en sentarse todos en la misma silla sin caerse. Me gusta y me parece un símbolo.
Es posible otra sociedad donde no eliminemos a nadie, donde todas las personas tengamos una parte de silla. Aunque esto suponga no disfrutar solo de los dones de la vida sino compartirlos con los demás.
En la copa de futbol ha habido unos pocos que han metido auténtica goleada: . Y los demás hemos corrido alrededor con banderas, viajes, camisetas, apuestas… pero en la silla se han sentado los de siempre.
Estamos muy acostumbrados a ver el podium con los que ganan, con su champán y celebraciones. ¿Cuántas personas en la sombra trabajan para ello? ¿Cuántas personas han perdido en esa carrera, campeonato…?
También se nos podía ocurrir premiar a los que lleguen en último lugar, a los que pierden en la vida.
Igual podíamos haber organizado la cosa de distinta manera y ahora los Sudafricanos tendrían todos un trocito de silla: por lo menos un poco de esperanza y una casa y un trabajo. Porque las sillas- hoteles, campos, edificios--- han servido para el mundial.. Hemos disfrutado mucho con pantallas gigantes, viajes, celebraciones… Pero ellos-la inmensa mayoría- se han quedado sin silla.

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