Siempre la vida nos trae sorpresas. Y hechos que animan. Como en muchos pueblos, hoy hemos celebrado en Arrubal la fiesta patronal. Y en la eucaristía han llevado las distintas asociaciones y el ayuntamiento sus ofrendas. Pero ¡ qué bonita sorpresa!. Se han puesto de acuerdo y una solo ha llevado un precioso ramo de flores para el altar. Las demás han aportado alimentos: para ofrecerlos a algunas personas que lo necesiten y para la Cocina Económica.
Me parece un gesto significativo. Compartir con quienes lo necesitan. .Muy bien las flores para acompañar la celebración. Pero no hace falta muchas.
Y en unas fiestas, acordarse de quienes lo pasan mal. Es algo muy humano y muy en línea con el sentido cristiano de lo que celebramos..
¿Os imagináis si cada pueblo en nuestras fiestas patronales dedicamos 800 o 1000 euros a este fin humanitario?
Da gusto celebrar fiestas cuando se celebra una cena sencilla de todo el pueblo colaborando, compartiendo, Y cuando se monta un mercadillo y de ahí salen fondos para causas y entidades sociales. Me ha supuesto una enorme alegría
Las flores, muy bonitas en cada pueblo, pero se marchitan muy pronto. Los alimentos o las ayudas económicas, perduran. Y sobre todo, lo que más perdura, es el esfuerzo, la entrega de muchas personas que dedican su tiempo e interés y de otras muchas que comparten su dinero compartiendo en beneficio de causas solidarias.
Cualquier causa es buena para hacer que nuestro gozo se extienda a los demás.
La crisis nos agudiza nuestro sentido humanitario y encontramos raíces profundamente cristianas. En el salir de nuestro egoísmo y encontrarnos con las demás personas.
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