Amigo-a: En un momento de tu vida recibiste la comunión. Ahora tienes dificultades, porque eso de ir a misa ¿para qué?, no se lleva. Si te da igual, si no te aporta nada, si estás muy ocupado-a, si se está mejor jugando o por ahí. Quizás tampoco tu familia va. Ni tus amigos.
Te invito a pensar un poco. Hay cosas que no se compran ni se venden, que no están de moda, que incluso nos cuestan y sin embargo nos aportan mucho bien en la vida
La vida no se compone solo de dinero, de placer, de fiesta. Hay acontecimientos, hay convicciones que valen mucho y dan mucho sentido a nuestra vida
En misa escuchamos la palabra de Jesús, celebramos su presencia en medio de nosotros y nos animamos a hacer el bien. Vivimos su entrega hasta la muerte y la Resurrección. Y eso merece la pena.
No te digo que vayas porque es obligación. Te invito a descubrir que te puede ayudar mucho en el sentido de tu vida
No me digas que los que vamos a misa, somos peores. Somos igual que los demás. Y si participamos en la misa es porque tenemos ganas de vivir a ese Dios que está en nosotros. Y lo vivimos juntos, en comunidad, con alegría
Tampoco me digas que la misa es aburrida. Eso depende de la alegría que le pongas tú. Pero es que además, te digo: ¿de verdad que la misa de cualquier domingo en nuestra parroquia es aburrida? Yo por lo menos, me lo paso bomba.
Te invito a pensar. Si ves razones para no ir, no vayas, pero piensa, por favor…Y actúa según lo que veas.
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