Normal y corriente. Estamos en pleno verano. Pero este año sube la temperatura social y política. Cada noticia que nos llega , tiene tintes de sobres entregados con dinero, de juicios, de engaños en las cuentas públicas.
No voy a ser yo quien juzgue a nadie. Pero sí quiero manifestar que me duele este olor a engaño, abuso, robo,
Necesito y necesitamos una vuelta a la honradez predicada y vivida, al servicio justo, a los cargos públicos concebidos como un servicio no como un enriquecimiento personal.
El afán de dinero se nos mete a todos y es una fuerte tentación. Creo que el pueblo llano tenemos una misión muy importante que realizar: participar e implicarnos más en la vida pública. Los dineros no son de los políticos, no de los jefes, ni del cura. El dinero es de todas las personas y de toda la comunidad. Y por eso, será muy interesante el que nos sintamos responsables y artífices de cómo se emplea . Por eso, podemos enterarnos, opinar y exigir un uso justo. No podemos pasar y dejar en manos ajenas toda la responsabilidad. Es necesario que en lo público participemos todos
Existe la tentación de la comodidad: ¡ya me lo arreglarán! ¡Ellos sabrán!. Pienso que lo más grande que puede haber en una comunidad es que todos nos sintamos parte activa de ella, que todo sea claro conocido y aprobado
A ver si refresca un poco la temperatura política. Están los jueces, los tribunales. Pero también es muy importante la colaboración de todas las personas. Y no quedarnos solo con comentarios. Sino irnos organizando y participando en todas las entidades, pidiendo cuentas, rindiéndolas, opinando del gasto y de los ingresos. Lo que llamamos una democracia directa.
Y así bajará la temperatura y habrá un poco más de serenidad en los ciudadanos.
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