viernes, 10 de octubre de 2014

La falsilla

Antes escribíamos en cuaderno con  cuadrados o con rayas para no torcernos.  Cuando cogemos un folio y no queremos subirnos ni bajarnos, ponemos debajo una hoja con líneas bien marcadas y así escribimos sobre ella.
A esas líneas las llamamos falsilla
Pues así corre en la historia. El Mensaje del evangelio, de Jesús, lo escribieron sobre las líneas, sobre la cultura, sobre los conocimientos que tenían de geografía, de la naturaleza, de la familia, del mundo. Y así pensaban que Dios estaba por allá arriba “en los cielos”, que el Sol giraba sobre la Tierra, que la vida estaba en la sangre, que Dios llovía, que las  tormentas eran un castigo de Dios enfadado. Era la forma de pensar de la cultura.
Lo importante es que al llegar otros tiempos y sobre todo, el siglo diecisiete, cambiamos de conocimientos y viene otra forma de pensar, otra falsilla. Y entonces nos damos cuenta que no depende de Dios el que llueva o no, sino de la naturaleza y sus leyes, que el cielo no es ningún lugar físico, sino  una expresión para indicar la alegría de estar viviendo en Dios.
Por decirlo de alguna forma sencilla: una cosa es el mensaje y otra el lenguaje con que se transmite: Jesús subió a los cielos: Jesús es glorificado;  al tercer día significa: a la definitiva…
Por eso es muy importante el ver hoy cuáles son los conocimientos y distinguir: lo que significaban las palabras y los hechos de Jesús en el momento que se escribieron y con qué lenguaje decirlo hoy.
Esto requiere un poco de comentario  y conocer un poco el evangelio

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