También encontramos que la persona humilde es capaz de tener una perspectiva que busca el beneficio de todas las partes involucradas en una situación.
Los humildes son personas con una gran fortaleza personal y una mentalidad abierta hacia quienes piensan de un modo distinto, nunca intentan imponer su punto de vista.
De la humildad surgirá un sentimiento interno de seguridad, de ser conscientes de su valor como ser humano. Los niños aprenden la humildad observando a sus modelos a seguir, padres, maestros, héroes.
Yo personalmente he conocido a un sacerdote agustino, lleno de humildad, todo el mundo deseaba estar cerca de él, nunca tenía que pedir permiso para hablar, todos le escuchaban siempre, sabía dónde se debía colocar, lo que tenía que decir y cuando y como lo tenía que decir. Nunca le he visto levantar la voz ni llevar la contraria a nadie, al hablarte lo hacía como se hablan dos amigos de toda la vida, de igual a igual, incluso los políticos al tratarle venían siempre a colaborar en lo que proponía, sin voces, sin grandes discursos, sin ningún tipo de fuerza, al contrario lleno de humildad y de “oportunidad”. Estoy convencido que la humildad y la oportunidad siempre van juntas, unidas, como inseparables.
En mi amigo agustino, lleno de humildad, se apreciaba, se sentía en su lenguaje humano, el susurro divino que habita todo lo que se mueve, la humildad es lo que nos abre el mundo. (Isaac Palacios )
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