Con
el sol, puede vencernos la modorra y la galbana. Pero no podemos dejar de percibir que estamos
en un mundo en movimiento. Y no lo digo solamente porque la tierra gira, sino
porque estamos en un momento repleto de acontecimientos, de cambios en lo
político, en lo económico, en lo social, en lo religioso.
Hay
cambios en la Unión Europea. Nuestro país está buscando cómo acoplar el
resultado de las elecciones. Los refugiados llaman a nuestras puertas buscando donde vivir. En lo
cristiano, el papa Francisco cada día nos ofrece unas sugerencias nuevas, muy
ricas y transformadoras.
Y
nosotros. Corremos el riesgo de no enterarnos de la realidad, de verlo como
cuando vamos en el autobús y vemos pasar los campos, los postes, la tierra.
Siento
necesidad de información, seria y profunda. Que analice la realidad con intensidad, buscando más allá de una
información de intereses, de partido, según mis anteojos. El verano es buen
tiempo para leer, para escuchar… ¿No será buen tiempo para buscar fuentes de
información, lo más serias y profundas posibles? Qué bueno será si en verano
leemos un libro, escuchamos alguna charla, tenemos algún diálogo con personas
que tengan conocimientos, siempre desde el rigor y el conocimiento más profundo
posible.
Siento necesidad de FORMACIÓN. De crearme mis criterios, mis
opiniones. Tras conocer, informarme, analizar, pensar, llegar a tener una
opinión propia más allá de lo que se dice en los medios de comunicación, en la
calle... Necesito pensar por mi cuenta.
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