Es una nota refrescante.
Varias personas de Logroño están acudiendo a los campos de refugiados griegos a echar una mano. Conozco personalmente a algunos médicos que ya han estado. Ahora se van cuatro personas: tres mujeres y un hombre a colaborar quince días en Grecia: en los campamentos de los refugiados. Son personas entre 40 y 50 años y han pensado que era una ayuda que
podían prestar. Las cuatro son casadas y tienen hijos, pero se han arreglado para que los hijos queden bien atendidos con la implicación de los cónyuges. Saben muy poco de lo que van a hacer. Estas personas se pagan el viaje por su cuenta y allí les van a dejar algún cobijo. Su labor depende de lo que les indique la Ong a través de la que van: pero fundamentalmente se trata de atender a niños, organizar la comida y el reparto, atender las necesidades básicas de la convivencia en tiendas o barracones.Es un gesto bonito: dedicar 15 días a quienes lo están necesitando. Y por lo menos a mí, me crean un gran interrogante: ¿no es totalmente inhumano que haya esas guerras, que produzcan esas personas que necesitan huir de la muerte, que es increíble que no les dejemos entrar en Europa, que el resto de la humanidad vivamos de espaldas a ellos? Cuando vuelvan nos contarán su trabajo y así avivaremos nuestra consciencia de ser personas, hermanas de los refugiados, de los que viven en guerras, de los que pasan hambre. En una familia nos interesa todo lo que les ocurre a los demás miembros.
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