viernes, 29 de julio de 2016

El vendedo



Los hay de varios tipos. Unos van con el camión o la furgoneta casa por casa ofreciendo el producto y esos son los que más venden.   Otros llevan unos altavoces y anuncian su producto y la calidad que ofrecen. Finalmente hay otros que llegan a la plaza, extienden su producto y esperan que las personas vayan y vean a ver si les gusta el género.
Sin duda, los que más venden, son los que van casa por casa.
Veo semejanza a la hora de ofrecer el mensaje cristiano. A veces tocamos las campanas o ponemos carteles, están los testigos de Jehová que van casa por casa, otras veces lo ofrecemos en las misas o en los grupos, en esta hoja parroquial.
Siempre hay una constante: solamente  se trata de ofrecer, presentar. Nunca se  puede forzar ni imponer.
Solemos ver, seleccionar, elegir y al final, cogemos aquello que más nos convence.
Hoy en el mundo hay muchas propuestas de vida y hay de todo  tipo. A mí me parece  interesante el elegir por convencimiento. Todos sabemos que, si no encontramos algo, vamos a los “chinos” y allí hay. Pero si queremos calidad, la buscamos con paciencia.
Si queremos respuestas buenas, serías, convincentes para nuestra vida, no se trata de coger lo primero que se nos ofrece, normalmente más barato, más fácil, sino que buscamos algo que llene nuestras vidas.
Yo, como cristiano, por experiencia, intento ofrecer a Jesús de Nazaret y su evangelio, pero no falsificados de mil formas, sino buscando el original, el auténtico.  Porque a mí me sirve en mi vida.
Será estupendo si alguien quiere en estas páginas, manifestar otro producto que a él le va. En definitiva, todos estamos en la vida buscando a ver qué producto es el que nos sirve. El que da sentido a nuestra vida.

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