Somos pocos. Nuestro pueblo decrece. Y lo vivimos cada día. Es una realidad difícil de resolver. Pero sí
podemos aprovechar esa situación. Los pocos que somos, podemos disfrutar de la
unión entre nosotros. Es más fácil vernos en el bar, en la calle, la gimnasia, la
iglesia, el paseo...
Valoramos mucho cuando vienen los hijos o los amigos a vernos.
Gozamos de un paisaje admirable. Y la soledad nos ofrece tiempos de
relajación, de meditación y de diálogo.
Siempre tenemos el cobijo de la familia, la intimidad del hogar. Hay personas que nos ayudan, nos hacen el arreglo de la casa, nos acompañan al
médico, nos hacen una visita.
Será bueno si nos animamos a salir de casa y visitamos a otras personas.
De verdad ¿pensáis que en la capital ibais a estar relacionados con más
personas que aquí?
El decrecimiento del pueblo es un buen tema para dialogarlo y tratarlo
entre todos. Igual veíamos alguna pista ¿Se nos ocurre alguna solución?
Es de reconocer y agradecer la labor social que
hace el bar como lugar de encuentro y la gimnasia y las reuniones el coro y...
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