viernes, 31 de marzo de 2017

¿Cómo estás?



¿Cómo estás? Y decimos "bien", si nos duele algo, si tenemos algún problema.
¿Cómo te sientes? Ya entramos más adentro en la persona, manifestamos nuestros sentimientos, calamos en nuestro interior.
Es muy fácil contar cómo estamos con frío, calor, dolores, hambre, cansado, …
Es más difícil entrar en nuestro interior: disgustos, alegrías, sentimientos, insatisfacciones, enamoramiento, amor…
Me sirve mucho el entrar en mi interior. Algo así como preguntarme: ¿Cómo me siento en mi interior? ¿Qué interrogantes tengo en mi persona? ¿Qué me produce alegría y qué me produce pena? Puede ser bueno el contar tres cosas que me hacen sentirme bien y tres que me hacen estar a disgusto. Es un buen ejercicio.
El pozo da agua cuando se profundiza  mucho. Nosotros si entramos en nuestro interior sentimos a fondo y podemos sanar.
Te invito a preguntarte: ¿Cómo te sientes? ¿Cuáles son tus sentimientos más profundos? ¿Qué es lo que realmente mueve tu vida?





El papa Francisco ha escrito una carta que llamamos encíclica sobre  la familia.     Poco  a poco iré poniendo algunas ideas suyas.

Una primera cosa que dice: “que la biblia está poblada de familias, de generaciones, de historias de amor y crisis familiares   La  pareja que ama y genera vida es la escultura viviente de Dios.  Un amor fecundo llega a ser el símbolo de las realidades íntimas de Dios La familia  manifiesta a Dios creador y salvador”.

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