El verano se presta a hablar más despacio y profundizar más en la vida.
Y escuchándoos a algunos de vosotros, descubro unas vidas muy ricas, con una
experiencia muy profunda.
Muchas personas marchasteis de los pueblos en los años 70 y habéis
luchado en los trabajos de la capital. Ahora volvéis con vuestros hijos y
nietos. Pero cuánto habéis peleado por salir adelante. Es una pena que esas historias tan interesantes
no las conozcamos y nos sirvan de ejemplo. Hubo una salida muy numerosa al ver
que los campos no daban de sí para vivir. Luego otras familias se han ido poco
a poco al aumentar las fábricas y los trabajos.
Y ahora mismo muchas familias siguen saliendo, incluso últimamente
fuera de España, porque no hay los trabajos para los que estáis preparados.
Pero el pueblo os atrae y los amigos y la familia, y las costumbres.
Lleváis una parte de la vida y de la realidad en vuestras venas.
Y entre lo que os llevasteis, está vuestra fe, quizás muy inicial. Qué
buena oportunidad para fortalecerla y encontrar hoy aquí y en la capital una fe
al día, bien formada, que os sirva para la vida y para todos los años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario