martes, 21 de julio de 2009

Consume hasta morir

* Si el consumo fuera una religión, sería…
* La religión con mayor cantidad de practicantes a lo largo del planeta, casi 2.000 millones de adeptos.
* La que más espacio dedica al ejercicio de su liturgia: los “templos comerciales” aumentaron su superficie en el territorio español casi 17 veces en 10 años.
* La religión tratada con mayor generosidad y sensibilidad por parte de las Administraciones Públicas.
* La que dedica más inversión en captar y mantener fieles, más de un billón de euros anuales en publicidad a escala global.
* La única confesión religiosa cuya práctica de la fe está relacionada directamente con la cantidad de recursos del practicante.
* La más terrenal que se ciñe a los mandamientos de aquí y ahora. Su cielo está en la tierra, concretamente en el mercado.
* Su deidad, el dios-mercado, sumo hacedor y arquitecto de la vida es temerario, omnipotente y omnisciente; se enfada a menudo con su dócil rebaño y le envía crisis periódicas en forma de castigo.
* La palabra santa recuerda incesantemente al pueblo consumista los dogmas centrales de la religión: acumulación, competitividad, individualismo y hedonismo radical, sin más miramientos que uno mismo.
* Para evitar los efectos opiáceos de la divina mano invisible siempre estará el Arca de Noé. Aunque en esta religión, ésta se encuentra escondida en el interior de cada adepto, en el centro mismo de su conciencia.

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