Las piedras existen unas más o menos cerca de otras y normalmente no tienen ninguna relación a no ser el estar unidas por el cemento en una pared.
En las personas es distinto. Se dará más o menos. Pero convivimos: tenemos unas relaciones unas con otras: hablamos, nos ayudamos, trabajamos juntos, nos divertimos juntos, nos necesitamos unos de otros, nos queremos. E incluso se puede dar el caso de que nos rechacemos.
Lo cierto es que este estar relacionados nos da en la vida una serie de posibilidades y de conflictos. Las piedras no sienten. Las personas disfrutamos de ideas y sentimientos.
Ha habido alguna persona que se ha pasado la vida en una cueva o en una columna ella sola. Pero aún así necesita alguna ayuda.
Si pensamos en nuestras vidas estamos todo el día conviviendo -viviendo con otras personas-: dando ayuda, recibiendo. Es más la gracia de un pueblo y de una sociedad está en tener una relación agradable con las personas, empezando por las más cercanas.
Si queréis, coged un lápiz e ir anotando las personas que nos sirven cada día: cuántas ayudas recibimos en casa, pensemos en la cantidad de personas que han colaborado para elaborar los alimentos que comemos, la ropa que usamos, las noticias que recibimos, las personas con quienes hablamos ….. Y podíamos seguir.
Y al revés. Si hacemos una lista de las personas a quienas ayudamos a lo largo del día, a las que hablamos, hacemos un favor, visitamos, aquellas a quienes beneficiamos con nuestro trabajo…
Vaya. Que no somos personas que vivamos solas en lo alto de una columna, sino que convivimos Y cuanto mejor sea esa convivencia, más a gusto nos sentimos en la vida.
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