miércoles, 16 de enero de 2013

Jesús: La buena noticia


Decidme, colega, ¿sois cristiano?
           ¿Otra vez? Eso ya me lo preguntaste. Voy siendo cristiano.
- ¿O sea, que no eres cristiano del todo?
           No. Serlo del todo tiene mucha tela.
- Menos mal que lo reconoces. ¿Cristiano..., es uno que cree en Cristo?
           ¡Te has quedado calvo!
- Pues yo conozco cristianos que no creen en Jesucristo.
Yo también...
- De Jesucristo se dicen muchas cosas.
Si lo sabré yo!
- ¿Quién dice la gente que es Jesú?
Unos dicen que era una especie de mago, otros que un hombre muy bueno, pero un poco primo, otros piensan que era un tipo que se metió en política y por eso lo mataron, otros que un iluso que quería lo imposible, otros que un predicador extraño. Alguno opina que ni siquiera existió, otro que murió en la India, otros se inventan que era un extraterrestre...
- ¡Toma ya! ¿ Y tú qué dices de El?
Yo digo que es el Hijo de Dios y al mismo tiempo tan hombre, tan hombre que los hombres ni le comprendieron ni le comprendemos.
- No sería tan hombre si no se le comprende.
De eso podemos hablar despacio.
- ¿Qué dicen de El los historiadores?
Algunos historiadores de los primeros siglos cuentan algo de El; muy poco porque su país no era nada importante y El no era general ni príncipe. De El nos habla sobre todo el Evangelio.
- ¿El Evangelio? ¿No son cuatro los evangelios?
Según se mire. La palabra "Evangelio" en griego es algo así como buen mensaje, noticia "guay". Antes de que se escribieran los cuatro evangelios ya existía, sin escribirse el Evangelio, la buena noticia de Jesús: la que le escucharon los de su grupo e iban contando por todas partes, sin escribir, digo, a gritos en las plazas o charlando con los vecinos.
- ¿Y en seguida hubo cuatro tipos que se pusieron a escribir?
No. En seguida no. En seguida se organizaron grupos, comunidades, lo que en griego se decía «eklesias», que recordaban y comentaban las cosas de Jesús.

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