Muchos miles y en cantidad d e ocasiones no caemos en la cuenta, no somos conscientes de ello. Como quien oye llover… Es muy corriente ver
por la calle a personas escuchando y hablando por el móvil o con unos cascos en
los oídos.
Pero me da la sensación de que la
mayor parte de todas esas noticias, músicas, no entran en nosotros, ni mucho
menos nos mueven a actuar.
Ahí es donde me interesa. Lo oído solamente penetra en nuestro
interior cuando prestamos atención, cuando somos conscientes, cuando nos
fijamos en ello
No se trata tanto de oír muchas
cosas, de leer muchos libros, sino d e profundizar. Hay un adagio latino que dice ”me da miedo la
persona de un solo libro”. Cuando de
verdad pensamos, contemplamos , gustamos, saboreamos … lo oído o leído,
entonces es cuando puede hacer efecto, cuando puede influir en nuestras ideas.
Ya en el tema cristiano, oímos varias veces pasajes del evangelio, pero
sin prestar mucha atención, sin preguntar al texto a ver qué dice, sin calar… Y
entonces no surte efecto, es como el agua que cae de repente en una
tormenta. Es preciso dejar caer despacio, calar, penetrar… Y eso va transformando nuestras ideas,
sentimientos, acciones… Hagamos la
prueba: cuando salimos d e misa ¿recordamos lo que hemos leído?¿Le dedicamos
algún rato a pensarlo y acogerlo? ¿Ponemos interrogantes alo que hemos oído?
Aunque nos cueste, es muy
importante el silencio: y es no solo no hablar, sino dejar de dar vueltas a
nuestras ideas, callar en nuestro corazón y oír en lo profundo de nuestra vida.
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