El piano me inspiró para escribir lo siguiente.
Un piano tiene ochenta y ocho teclas, cada una tiene un sonido pero todas son igual de importantes y necesarias para componer la melodía
Si lo trasladamos a nuestra vida podemos darle muchas interpretaciones.
A lo largo del día hay muchos momentos, diversas situaciones, realizamos diversas acciones… pero todo lo acontecido tiene el mismo valor, aunque nos cuesta verlo de esta forma. Así como todas las teclas del piano suenan, lo que vamos viviendo en cada momento tiene su propio sonido, y el conjunto de lo sucedido en el día compone una hermosa melodía.
Vivimos en la sociedad del hacer y nos valoramos y valoramos a los otros por lo que hacen. Vales tanto en cuanto eres productivo No. Todos los momentos del día, todo lo que hacemos y lo que no hacemos tiene el mismo valor. El mismo valor tiene estar meditando que haciendo la comida o comprando o paseando o haciendo deporte
Sin embargo hay que tener en cuenta algo… Me cuenta mi amigo que no suena igual una canción dependiendo de cómo se toque o del momento, a pesar de hacer sonar las mismas teclas. La diferencia está en tocar desde tu alma, desde tu esencia… en cuyo caso eres un canal o instrumento de amor y permites a tu alma ser… o en que toques desde tu cabeza, desde tu mente, desde lo que tu ego quiere conseguir… en éste último caso no transmites, no hay comunicación… estás más pendiente de los juicios tuyos y de los otros, del éxito y de otras gratificaciones buscadas y esperadas
En nuestras vidas ocurre lo mismo… si hacemos evaluación al anochecer podremos valorar como ha sonado la melodía que hemos compuesto ¿hemos sido transmisores y canales de amor o hemos hecho o dicho esperando recompensa? No es lo mismo cocinar poniendo todo nuestro corazón en aquellos platos que hemos preparado que cocinar porque toca, porque hay que hacerlo o porque si no lo hago yo ¿quién lo va a hacer?
Gloria Sáez.
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