lunes, 8 de julio de 2013

Prólogo

Hola Teo... Otra vez por aquí. La tercera... y esperamos que no
vaya la vencida.
Con estos papelines que llamamos catecismos queremos encontrarnos
con tus inquietudes, tus dudas, tus problemas de cada día,
y hablar contigo de la fe desde aquí abajo donde estamos. Lo hacemos
procurando no perder el buen humor que bastante amarguras y
amargados tiene la vida.
Recordarás que en el primer catecismo Al andar dimos un repaso
general a los temas de nuestra fe.
En el segundo hablamos de lo más importante para los cristianos,
o sea de Cristo, Jesús.

Si alguna cosa importante se nos escapa tú nos avisas, Teo, y
poco a poco lo iremos completando.
En este tercer folletito queremos plantearnos algo que es -o
tendría que ser- una manera importante de encontrarse con Dios.
Seguramente repetiremos algo de lo que dijimos en los anteriores.
Pero ¿qué quieres? En el fondo la fe se apoya en muy pocas cosas,
como ya hemos dicho.
Hay gente que dice: "yo creo mucho. Tengo mucha fe: creo en
Santa Gema, en San Hipólito que es el patrono de mi pueblo, en los
primeros viernes, en la Virgen de Fátima, en el horóscopo..."
Y uno se vuelve loco intentando convencer a la gente de algo
que te ponemos ahora con mayúsculas para que te enteres bien:
TENER MUCHA FE NO ES CREERSE MUCHAS COSAS SINO
CREER FUERTEMENTE EN UNAS POCAS O MEJOR, EN UNA
SOLA CREER FUERTEMENTE EN JESÚS HIJO DE DIOS, HACERLE
CASO, Y PROCURAR VIVIR EN EL AMOR COMO EL VIVIÓ..
Lo demás depende de esa fe.
Por eso queremos ahora hablar contigo de unos asuntos que traen despistados a muchos cristianos y a otros que dicen que no lo son pero que se asoman por la parroquia cuando les interesa. O sea: vamos a hablar de los sacra... mientos. ¡No pongas esa cara, Teo!.

Vamos con ello

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