Dice el evangelio que cuando fueron María y José a buscar aposento en la noche del nacimiento de Jesús, que “no encontraron lugar en la posada “.
Y pienso: “lo que se perdieron los amos en la posada”
Fijaos: no recibieron a Jesús. Hubiesen tenido la suerte de ver a Jesús recién nacido. Hubiesen acogido a María y José y luego a Jesús.
Pienso también: “qué pena si nosotros no acogemos ahora a Jesús que, al no acoger a los inmigrantes, vecinos necesitados, si no escuchamos a quien nos quiere hablar y contar, si no hay en nuestras casas lugar para los demás ,si no tenemos lugar en nuestro corazón para otras personas necesitadas. Estamos perdiendo la oportunidad de acoger a Jesús: “lo que hagáis a cualquier persona, a mí me lo hacéis “dice Jesús en el evangelio.
Tenemos miedo y cerramos la puerta. Qué bonito cuando las puertas están abiertas a los demás, somos acogedores.
Porque sin duda, vamos a acoger a Jesús, cuando menos lo esperamos.
Les faltó, nos falta, capacidad de sorprendernos, de admirar, de descubrir la novedad de Jesús en cada persona y en cada hecho.
A la puerta de tu casa, de tu vida… llega Jesús. No te lo pierdas, acógelo como quiera que venga vestido. Y con cualquier nombre que se llame.
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