Felices quienes preguntan dónde, cuándo, en
dónde: ellos y ellas encontrarán al final la respuesta que anhelan.
Felices quienes buscando dónde está Dios,
encuentran a una mujer maltratada, un enfermo, un marginado., un desahuciado..,
un preso, un parado, un hambriento.
Felices quienes se lanzan a pregonar que han
visto una luz, una esperanza, alguien que ha resucitado a una vida nueva… que
anuncian algo nuevo
Felices quienes corren a los sepulcros del
mundo, quienes encuentran las vendas caídas, quienes dudan pero siguen
confiando.
Felices quienes entienden las
reivindicaciones de las mujeres, quienes saben que tienen que cambiar los
esquemas mentales patriarcales y machistas.
Felices quienes creen a María, a Pedro, a
Juan: cada uno de ellos/as despiertan y nos abren a una existencia renovada. Los
que creen las utopías del amor.
Felices quienes sienten el domingo de
Resurrección como un día feliz, único, especial, inicial, para compartir con la
comunidad, para acercarse a los demás. Y hacen de cada día un domingo.
Felices quienes se asombran, quienes descubren
que con la resurrección de Jesús ha llegado el día, su día único y definitivo.
Y entienden y viven la muerte como paso y vía.
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