Me ha gustado mucho el comentario de unas abuelas. ¡Qué bien les saben las comidas que les preparamos a los nietos! Y muchas veces dicen “abuela ponme esta comida que la haces muy rica”.
Los nietos saben valorar. Y se me ocurre que suele pasar algo distinto cuando los abuelos o abuelas les decimos a los nietos: ”vamos a misa” Y no van.
Igual es que nuestra vida cristiana no les gusta como la comida. Igual es que no acertamos a vivir con tanto entusiasmo nuestra fe como lo hacemos con el guiso. Igual es que no acertamos a disfrutar de nuestra experiencia de Jesús como lo hacemos guisando. Igual es que no acertamos a presentarles el Mensaje de Jesús como una buena noticia.
Al cocinar, sabemos lo que da de sí cada alimento y cómo prepararlos mejor. Será bueno si descubrimos lo más importante del Evangelio, el núcleo de nuestra fe y lo vivimos con mucha alegría. Porque eso sí que es importante: la presentación, no como obligación (eso nos pasa con las lentejas), con las obligaciones del cristiano sino como algo positivo, como una oferta que sabemos les viene muy bien.
Lo que siento es que las comidas y la fe en Jesús la transmiten en general mejor las abuelas y los abuelos que los propios padres, que suelen estar más olvidados de transmitir el Mensaje y la Persona de Jesús. Me daría pena que los padres no apreciemos la Buena Comida del Evangelio por la comida light que es más sabrosa pero menos rica y alimenta menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario