Porqué será que si estudiamos las diferentes sociedades de nuestro mundo observamos que desgraciadamente hay países ricos y países pobres, y que si profundizamos en el porqué de estas diferencias vemos que no es por la antigüedad de esas sociedades, ni tampoco por los recursos naturales que poseen.
¿Cuál es la diferencia entre esos países? ¿Qué es lo que tienen unos y les falta a los otros? Sencillamente, entiendo que, entre otras cosas, el nivel de conciencia del pueblo, de su espíritu, de su compromiso con la sociedad en la que viven. Comprometerse es obligarse a vivir juntos, a unos principios y unos fines juntos, es en definitiva una obligación ya contraída con todos nuestros vecinos.
Para que exista compromiso es preciso que exista conocimiento. No nos podemos comprometer en algo que desconocemos, sus aspectos y las obligaciones que ello conlleva. El compromiso social (Cívico) engloba las responsabilidades de todas las personas que integran una sociedad. Se fundamenta en generar la colaboración de todos los ciudadanos, no sólo de los gobernantes, también de los gobernados. La participación colectiva debe ser el objetivo de todo el “grupo”.
Todas las personas, como ciudadanos tienen un compromiso con el resto de la sociedad que implica cumplimiento de las leyes, colaboración en un desarrollo colectivo, productivo, y sobre todo predisposición para colaborar por el beneficio de toda la comunidad de la que él forma parte.
Por tanto el objetivo debe ser la evolución de la conciencia, la educación y la cultura que deben producir ese compromiso de todos para aumentar el bienestar social de la comunidad.
La conducta de las personas de los países ricos adopta el paradigma cuántico “prevalencia del espíritu sobre la materia con los siguientes principios”. Ética, integridad, responsabilidad, respeto a las leyes y reglamentos, amar el trabajo, esfuerzo por la inversión, deseo de superación, y puntualidad. Si se ve algo malo, no debe generar indiferencia, hay que modificarlo.
Nuestra preocupación debe ser por tanto la “sociedad” que es la causa, y no nos debe preocupar la clase política, que apenas es el “triste efecto”.
¿Cómo se alcanza la excelencia? Lo dijo Martin Luther King: No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética, lo que me preocupa es el silencio de los buenos”.
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