El sentido de lo colectivo es más difícil sentirlo y vivirlo en los problemas. Pero es preciso estar a todas.
Los problemas de nuestros pueblos son amplios y quizá demasiado conocidos, demasiado hablados, un poco “oxidados”. Pero están ahí:
personas mayores, solas, cada vez más necesitadas de asistencia y apoyo.
todos los temas a conseguir en desarrollo, puestos de trabajo,
todos los problemas de unión entre los vecinos, lo relacionado con la convivencia, etc.
y de cara al futuro, los insolubles problemas de la despoblación, del ir hacia pueblos de fines de semana.
Incluso los problemas de nuestras parroquias: los problemas materiales, los problemas de actualizar la formación, de activar la participación, de mejorar la celebración.
Quizás un grave problema es ver la parroquia como cosa del cura y no de una comunidad, en la que todos y todas tenemos palabra, decidimos, vivimos, actuamos.
Más que problemas, quizá sean tarea de todos. No vale decir que son problemas viejos y sin solución. Adquiriendo una conciencia de tarea común podrían tener más futuro. La fe no resuelve los problemas pero alienta a darles cara.
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