sábado, 26 de marzo de 2016

Y para hacer la comida y servirla, nos ponemos un delantal.
Es signo de servicio. Cantidad de hechos en la vida en los
que servimos a otras personas y otras personas nos sirven.
Desde Jesús, al lavar los pies, y al servir constantemente en su
vida, descubrimos que lo más grande que hay en la vida, es
servir, ayudar, estar a disposición de los demás. Eso lo
expresamos en un delantal. ¿Os dais cuenta de que los
delantales acaban ensuciándose? Porque al servir a los demás,
al hacer el bien, nos suele salpicar.
Es como el tetrabrik de la leche que si lo dejamos caer entero,
salpica y nos mancha.
La alegría de servir, de ayudar, de estar a disposición de los
demás, nos implica y nos cuesta .Pero eso lo más grande. Eso
es lo que hace Jesús: se pone el mantel, una toalla y lava los
pies a los apóstoles. Pero a su vez, él queda manchado,
mojado.
Hoy nos ponemos un delantal. El delantal de la solidaridad,
del servicio, el amor
Y que eso sea una actitud constante en nuestras vidas: vivir
para servir. Dice Jesús que hagamos como El hace y que el
más grande es el que más sirve.

Nos ponemos un delantal y lo llevamos
a casa, a la vida. Nuestra grandeza es
servir a los demás y en especial a los más
débiles.

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