Es urgente: anunciar, dar a conocer a Jesús, su Persona, su Evangelio,
contagiarlo con nuestro testimonio. Y saber que hemos pasado de una sociedad
socialmente religiosa a una sociedad donde lo religioso no pasa de costumbre y
de “lo que algunos celebran “.
Una lectura no costumbrista del evangelio, sino viva, actual y que nos comprometa en la realidad del
mundo.
Una gran necesidad de evangelizar, nuevas formas de grupos pequeños,
nueva explicitación del Mensaje.
Y siempre queda el gran misterio de la debilidad, la pequeñez de Jesús
que va hasta la muerte. ¿Será que estamos viviendo el anonadamiento de nuestra
iglesia y necesitamos pasar por la
humillación? Es muy positivo el que la iglesia pinte cada día menos. Que
vayamos siendo cada día menos los que nos profesamos cristianos.
Me parece muy importante este aspecto: cada vez
somos menos. Vamos desapareciendo. Vamos
bajando. ¿No será el resto de Israel, sin triunfalismos, el que nos va
purificando, fecundando, la adhesión a Jesús y en el estilo nuevo? Quizás necesito fijarme menos en el número e
ir profundizando en la vivencia.
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