Tanto llover, tanta humedad... que los trigos han agarrado la roya amarilla. Y es preciso sol, aire, cambio de tiempo para vencer.
Nos pasa así en la sociedad. Es mejor la austeridad, vivir con moderación. Que no se nos pegue la abundancia. Mientras vivimos con moderación, somos más sanos, más felices. La riqueza trae plagas.
Lo estamos viendo. Cuando abunda la riqueza, surge la corrupción, fácilmente como la roya se pega a los brotes.
Da pena que haya que echar insecticida a las plantas para que no se les pegue la roya
Si llueve menos, las plantas crecen más sanas. Si tenemos bienes en abundancia, corremos el riesgo de crearnos necesidades, caprichos. No se puede ser rico.
Ya lo dicen las personas:”mientras vivimos con sencillez, la vida es más agradable”.”Es malo ser rico”.
Pues, ante los refugiados, el paro, la inmigración...., igual podríamos tener una precaución de echar remedio para repartir mejor y que así no haya enfermedad de la superabundancia.
Vamos: que los miles de personas corruptas que se han enriquecido, tienen una forma sencilla de curarse: repartir, sí, repartir, todos sus bienes con los pobres, con programas sociales....
Contra la roya amarilla, reparto de bienes.
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