Nunca hay que perder la esperanza. Hay mañanas heladoras que casi
imposibilitan el paseo matutino, pero que son el preludio de un esplendoroso
día de invierno en el que pasear es una gozada.
Hay paisajes que la niebla oculta y pasan desapercibidos hasta que el
sol los despeja para que alarguen nuestra vista y ensanchen nuestra alma.
Hay personas que se muestran altivas por su inseguridad o timidez, pero
que al confiarse nos regalan luz y encanto a raudales.
Hay circunstancias en las que apenas podemos sobrevivir, pero que
consiguen alentar nuevos vuelos.
Siempre hay sorpresas a la vuelta de la esquina, siempre escampa
después de la lluvia y luce el arco iris, siempre hay experiencias nuevas por
descubrir tras la ofuscación, siempre habrá un mañana después de Trump, siempre
nos queda la esperanza, siempre, siempre.
(Mari Carmen Lasanta)
No pienso en toda la desgracia, sino en
toda la belleza que aún permanece.
Ana Frank.
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