jueves, 2 de febrero de 2017

No perder la esperanza



Nunca hay que perder la esperanza. Hay mañanas heladoras que casi imposibilitan el paseo matutino, pero que son el preludio de un esplendoroso día de invierno en el que pasear es una gozada.
Hay paisajes que la niebla oculta y pasan desapercibidos hasta que el sol los despeja para que alarguen nuestra vista y ensanchen nuestra alma.
Hay personas que se muestran altivas por su inseguridad o timidez, pero que al confiarse nos regalan luz y encanto a raudales.
Hay circunstancias en las que apenas podemos sobrevivir, pero que consiguen alentar nuevos vuelos.
Siempre hay sorpresas a la vuelta de la esquina, siempre escampa después de la lluvia y luce el arco iris, siempre hay experiencias nuevas por descubrir tras la ofuscación, siempre habrá un mañana después de Trump, siempre nos queda la esperanza, siempre, siempre.
(Mari Carmen Lasanta)

No pienso en toda la desgracia, sino en toda la belleza que aún permanece.
Ana Frank.

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