viernes, 31 de julio de 2009

LA COSECHADORA

Me va pasando varias veces. Voy por la carretera y se forma una larga fila de coches y camiones. Se ralentiza la marcha. Y es a causa de una cosechadora o algún vehículo lento que va por delante.
Confieso que lo primero que me viene es el enfado: hay que ir más de prisa porque tenemos que llegar pronto.
Es un signo de nuestra vida: vamos corriendo, a toda velocidad. Y resulta que al ir más despacio, disfruto más del paisaje.
Lo veo en muchos aspectos de la humanidad: es positivo el encontrarnos trabas que nos hacen caminar más despacio. Pero eso sí: caminar todos a una, cada uno a su ritmo. ¿Qué ocurriría si no fuesen las cosechadoras? ¿De dónde sacamos el pan?
Mi experiencia es que las personas más lentas por edad, enfermedad, discapacidades, humanizan mucho la vida, nos hacen más sensibles, nos llevan a acercarnos más unos a otros.
Todo momento de parada puede ser una buena oportunidad para pensar en el sentido de la vida, para pensar en el presente, para disfrutar del aquí y ahora. Y sobre todo, para pensar en las demás personas.
Que la vida no está hecha solo para los listos, los guapos, los fuertes, los rápidos, sino también para los lentos, los que somos menos brillantes
Gracias, cosechadora, conductor,.Seguramente lo pasas mal al ver los retrasos que se producen en torno tuyo. Pero te entiendo. Y me haces pensar y saborear un poco la vida.

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