Un sabio quiso entender por que las personas trabajaban toda la vida. Visitó una cantera de piedra y vio un hombre que le daba al pico y a la pala, y le preguntó: “-¿qué estás haciendo?”
-“Despedazo las piedra para el explotador de mi patrón. Curro todo el día para conseguir un trozo de pan...” – y siguió maldiciendo su mala suerte, mientras continuaba picando piedra.
A un segundo obrero le preguntó el sabio lo mismo, “-¿qué estás haciendo?”, a lo que éste contestó:
-“Estoy trabajando para pagarme la casa y darle de comer a los míos... dentro de varios años pagaré mis deudas y mis hijos tendrán un futuro mejor que el mío ” y siguió trabajando, éste ya con ganas.
Aún entrevistó a un tercero: “-¿qué haces?”:
- El hombre alzó la cabeza interrumpiendo su esfuerzo, y con una gran sonrisa y mucha tranquilidad le contestó: -“¿No lo ves, amigo? –y con un gesto apuntaba a un edificio lejano, aún en los comienzos-: ¡Estoy construyendo una catedral!”. El sabio reconoció quien disfrutaba haciendo su trabajo, satisfecho de sí mismo, con fuerza y alegría.
Entonces, el sabio entendió que los tres, materialmente hacían lo mismo, pero el trabajo era distinto pues dependía de cómo lo pensaban.
Lo importante no solo el trabajo realizado, no solo el dinero ganado sino la satisfacción personal mientras lo estamos haciendo.
Saber amigos míos, que entre todos construimos la sociedad y nuestra vida. Depende de como pensemos las cosas, así las viviremos.
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